domingo, 7 de octubre de 2007

Razas y criaturas de los Reinos Brillantes (XI). Demonios (IV)

Los demonios son la quintaesencia de la avaricia y el ansia de poder, puesto que son la personificación de todo el mal. La manera de prosperar para el demonio realmente ambicioso es conseguir almas, para aumentar su status y su poder personal.
La manera de conseguir un alma es intercambiarla por poder mediante un Contrato, siempre que ambas partes cumplan lo firmado. Un demonio con este poder es capaz de extraer energía del Infierno para alterar la realidad. Sin embargo, no todos los demonios son capaces de transformar la energía del Infierno en cualquier cosa, eso es algo que depende del dominio y del poder que haya alcanzado el demonio y solo unos pocos serán capaces de otorgar los más importantes poderes, como la inmortalidad, a cambio del alma del firmante. Los demonios menores deberán conformarse con realizar pequeños servicios a cambio de porciones de alma, ennegreciéndola y acercándola al Infierno hasta que es lo bastante corrupta y esté lo bastante endeudada como para pertenecer al demonio. Muchos de estos demonios menores no serán siquiera capaces de extraer energía del Infierno, y deberán hacer favores personales a cambio de corromper el alma, quizá asesinar a alguien, o robar una joya para satisfacer la avaricia, algunos de estos buscaran corromper a eruditos, a los que irán ennegreciendo el alma a cambio del saber oculto que poseen de los infiernos, otros se venderán durante un tiempo como familiares, actuando como ayudantes de laboratorio o espías para el Infernalista.

Como invocar a un demonio.
Hay demonios que no necesitaran ser invocados, aquellos a los que se les haya permitido atravesar una Puerta del Infierno, seguramente para corromper a alguien concreto, o aquellos que se pueden encontrar ya en los Reinos Brillantes, y es posible encontrarlos y pactar con ellos sin poseer conocimientos ocultos. Es más, es posible que el firmante no sepa siquiera lo que es en realidad su "benefactor". Pero lo más usual es llamar a un demonio concreto, uno que el Infernalista sepa capaz de cumplir sus deseos.
La manera más común es celebrar un ritual mundano, pronunciando el nombre del demonio al que sea desea invocar, y realizar actos impíos para suministrar la energía suficiente para que se manifieste.
Un mago puede sustituir el sacrificio por un equivalente, pero para los demás lo adecuado será sacrificar a algo o alguien, mas inclinado al bien cuanto mayor sea el poder del demonio invocado
Pero hay casos singulares, como por ejemplo un vampiro o un no muerto, que es una criatura ya condenada y por lo cual la sangre de uno solo serviría para convocar a los demonios más débiles, como si fuera sangre de animal. También es posible sacrificar un grupo mayor de víctimas para conseguir el efecto deseado.
Los factores básicos para el sacrificio son la sangre humana fresca, la criatura inocente y el sacerdote, paladín o ángel.
Por Sangre Humana Fresca se entiende no envasada, sino derramada en el instante de la invocación, por Criatura Inocente se entiende a vírgenes, niños o personas temerosas de los Dioses, por Sacerdote se entiende que será no corrupto, aunque no importara su rango o religión especifica, por Paladín se entenderá a alguien con Fe Verdadera y por Ángel se entenderá a un ser con Fe Verdadera.
Sacrificar a un ser querido aumentará la categoría del sacrificio, pero tiene que ser alguien realmente querido por el invocante (por ejemplo sacrificar a la amada, realmente amada, esposa) entre ríos de lágrimas e inmenso dolor y que, además, es una persona esencialmente buena.
Para invocar a un demonio de mayor será necesario hacerlo en una capilla consagrada a las fuerzas infernales o incluso en una Catedral del Mal, un sitio realmente difícil de encontrar. Hay que tener en cuenta que es necesario también conocer el ritual o disponer de un pergamino con el mismo para abrir el canal al Infierno y contactar con el demonio deseado.
Es posible convocar a mas de un demonio al tiempo, pero es imposible que se repartan el alma del infernalista, por lo que si se hace esto se deberá tener una poderosa razón para que todos obedezcan, como por ejemplo un poderoso hechizo.
El canal permanecerá abierto hasta el final del ritual, durante el cual el demonio podrá permanecer en los Reinos Brillantes. Sin embargo, si se firma un Pacto continuará en el mundo hasta que éste sea cumplido, obligatoriamente, puesto que el canal no se reabrirá si no se cumple lo acordado. Un demonio no esta obligado a nada por ser invocado, ni siquiera a escuchar al Infernalista en lugar de destriparlo, por ello es aconsejable tomar alguna precaución a la hora de invocarlo. Lo más habitual suele ser un ritual, aunque ciertos objetos también pueden ofrecer protección demoniaca.

Obligaciones del Pacto.
Cualquier mago debe estar preparado y tener la mente clara cuando por fin consiga su objetivo e invoque al demonio, pues él querrá inevitablemente corromper su alma, y le ofrecerá cuanto sea para que firme el Pacto infernal. Por ello debe tener en mente lo que quiere, y no debe hacer caso de lo que le diga, pues solo quiere tentarle y obtener su alma con el mínimo esfuerzo, al contrario de lo que el mago infernalista invocador querrá, ya que solo tiene un alma que esperará vender por el máximo valor posible.

Primero explicaremos la naturaleza del Pacto, para que se comprendan los términos del mismo, a que obligan y a que no:

El Pacto es un poder infernal que usara el demonio para asegurarse que se paga por sus servicios, pero al tiempo este pacto le ata a él también a cumplir su parte. Ésta es la verdad del Pacto y así ha de ser, pues siendo los demonios maestros del engaño el Pacto les obliga aunque el precio que obtengan por el alma sea ridículo.
En todo Pacto figurarán los nombres del demonio y el solicitante del favor, así como sus firmas. También figurarán el favor pedido y una cláusula donde se indique lo que recibirá a cambio el demonio (generalmente será "la corrupción del alma en una medida igual al favor solicitado"), un termino que indica que el alma del firmante esta uno o varios pasos más cerca de pertenecer al demonio. Éste es un término un tanto confuso, pero nunca se sabe cuanto corromperá el alma un favor determinado.
En algunos casos estará escrito "la venta del alma por parte del abajo firmante", lo que significa que el alma del firmante será propiedad del demonio a la hora de la muerte. No es posible añadir más cláusulas a un Pacto una vez que éste ha sido firmado por ambas partes. Si se desea modificar el Pacto firmado deberá ser destruido y reescrito desde el principio.
Existe la posibilidad de que el que firme no sea el mismo que invocó al demonio, mientras lo haga libremente. Así pues, es posible conseguir que sean otros quienes vendan sus almas en el lugar del que recibirá el favor, siempre que no sean engañados. También es posible que varios firmen la venta de su alma en un solo contrato, si la Concesión pedida es lo bastante valiosa.
Es muy importante darse cuenta de que el alma debe ser entregada voluntariamente, sin coacción de ningún tipo. Un alma vendida con coacción no pertenecerá al demonio el día que abandone el mundo y se entenderá que no hay coacción cuando el sujeto pueda escoger no firmar sin que exista un peligro importante. Los demonios han de ser maestros del engaño, no de la violencia.
Es posible que el demonio no quiera conseguir el alma del firmante, en cuyo caso podrá escribir en este apartado otro pago, probablemente algún acto de corrupción o destrucción, quizá algún acto de inefable maldad (como una serie de asesinatos), quizá algo engañosamente simple (como conseguir algún objeto de interés para el demonio). El Pacto esta místicamente ligado a todo aquel que lo firme, el demonio estará obligado a cumplirlo activamente y el solicitante del favor no tendrá manera de revertir la venta de su alma, que estará atada al contrato hasta que se cumpla, sea destruido o muera.
Si un demonio es lo bastante estúpido como para firmar algo que no pueda cumplir quedará atrapado en los Reinos Brillantes hasta que el Pacto sea cumplido o destruido, sin poder atacar al que lo firmó con él. Estos demonios terminan casi siempre como sirvientes perpetuos del hechicero, esperando tener una oportunidad para volver al Abismo, quizá ganándosela con su trabajo.
Para destruir el contrato ambas partes deben hacerlo de mutuo acuerdo, y sólo será necesario quemarlo. Sin embargo, los firmantes no pueden tomar ninguna acción encaminada a la destrucción del Pacto si no están los dos de acuerdo. Así pues, el Pacto también les obliga a no agredirse con la intención de disolver el Pacto con la muerte de uno de los dos.

El Poder del Pacto.
Avaricia, envidia, lujuria, poder... De todo esto está formado el Infierno. Y por medio del Pacto un demonio toma prestados esos malos deseos, esa energía infernal, y la moldea en lo que el solicitante desea. Esa energía será una manifestación del Infierno en los Reinos Brillantes, ligada indisolublemente al alma del que pidió los servicios del mal para contradecir los designios del bien, como un testigo mudo de la maldad que anida en el Corazón, prueba indiscutible de la inclinación al mal cuando muera y deba dejar el mundo, momento en el que ese deseo oscuro volverá a pertenecer al Infierno, fundiéndose en la malignidad que lo forma.
Un demonio es malvado, y no hará el servicio de hacer realidad los sueños de la humanidad sin obtener algo a cambio, generalmente un alma, o la corrupción parcial de la misma, con la esperanza de conseguirla después de varios servicios y cuando el hechicero muera pasara a servir al demonio.
El precio de las concesiones no lo establece el demonio, pues es tan solo una medida en la que la Concesión corrompe al individuo, así pues el demonio no podrá pedir el alma a cambio de algo que valga menos, si bien puede tentar con más poderes para lograr la corrupción total del alma, después de todo, ¿para qué quieres vivir unos años más si puedes ser inmortal?. Es posible para un demonio ofrecer un deseo de un valor mayor que los puntos de alma que le queden al hechicero, para convencerlo de vender su alma irremisiblemente, esto sucede a menudo con los hechiceros listos, que cuando sienten que su alma pertenece casi por completo al Infierno cesan de pedir deseos, esperando que el demonio vaya subiendo la oferta por su condenación final. Es interesante denotar que un demonio no tiene nada hasta que no adquiere el alma completa, un alma parcialmente comprada irá a sufrir a algún circulo infernal, dependiendo de su grado de corrupción, pero no pasara a ser posesión de ningún demonio. Es posible que se dé el caso de un hechicero que ha vendido partes de su alma a distintos demonios, a su muerte el demonio que consiguió corromper el ultimo reducto que quedaba se llevara el alma completa.
Sin embargo, la mayoría de aquellos que venden su alma al Abismo Infernal no reciben lo que desean, tarde o temprano se dan cuenta que han sido engañados, de que su deseo tenía un efecto secundario que no estaba estipulado en el Contrato, pero que tampoco estaba excluido. Alguien que desee alcanzar el puesto de rey y venda el alma para ello es posible que vea como mueren todos aquellos que están antes que él en acceder al puesto, hasta que por eliminación lo consigue, pero habiendo perdido a todos sus amigos, o alguien que desea incontables riquezas quizá se de cuenta de que le llega el dinero robado a las familias más pobres y hambrientas de Darkia, que sufrirán en consecuencia... La mayoría de aquellos que venden su alma se arrepienten en algún momento, solo la mayoría, sin embargo, algunos son lo bastante malvados como para regocijarse en el sufrimiento que causan.
Pero ¿por qué un demonio malversa de esta manera los deseos de sus clientes?, en parte es por la naturaleza inherentemente malvada de todo demonio, que buscará siempre causar todo el daño posible, ya que el sufrimiento ajeno es su placer, pero por otra parte hay otra razón mucho mas lógica, la ley del mínimo esfuerzo, un demonio gastara menos pervirtiendo y malformando un poco el mundo que creando algo de la nada.
El modo en el que el demonio usa la energía extraída del Infierno para cumplir el Pacto dependerá de sí mismo, si bien puede hacerlo instantáneamente con solo desearlo, la mayor parte preferirán hacerlo personalmente, extrayendo la energía en las cantidades imprescindibles porque les otorga un mayor estatus al demostrar una mayor inteligencia, astucia y malignidad. No es necesario tener Pacto para elaborar un Contrato, solo para hacerlo vinculante al los que firman y para poder extraer energía del Infierno para cumplirlo, así pues depende de la astucia del demonio el cómo será redactado para inclinarlo a su favor, la mayor parte de los demonios son maestros en este arte, pero se sabe de demonios menores que han sido engañados por hechiceros astutos que añadieron sus propias cláusulas al Contrato o que incluso elaboraron y luego presentaron al demonio... estos hechiceros, desde luego, serán luego buscados... por el demonio engañado para vengarse si puede, pues su perdida de estatus es enorme y las mofas continuaran por toda su existencia. Sin embargo habrá otros demonios que buscaran al hechicero a para ofrecerle la oportunidad de ingresar en las filas de las fuerzas demoníacas, un premio sin duda digno de pensárselo dos veces...

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