viernes, 21 de diciembre de 2007

Calor

¿Qué riesgos corremos cuando hace mucho calor?
Cuando nos plantamos en situaciones en las que el calor nos excede estamos exponiendo al organismo a algo que para nada es satisfactorio, aunque si se juega en una ambientación con diferentes razas muy diferentes entre sí lo normal sería que su umbral de lo “soportable” que es el calor fuera también diferente. En cualquier caso, cuando el calor nos sobrepasa nos pueden ocurrir todo tipo de cosas: deshidratación, agravamiento de alguna enfermedad crónica o el terrible golpe de calor, que puede resultar letal.
Los principales síntomas de una exposición excesiva al calor son la aparición de frecuentes calambres (en brazos, piernas o vientre, que muchas veces son considerados “de poca importancia”), y el agotamiento, que produce una debilidad generalizada, sudor, fatiga, mareos e incluso angustia.
Por lo que respecta al célebre golpe de calor, se produce en aquéllas situaciones en las que el cuerpo no llega a controlar su temperatura, aumentando rápidamente. Los síntomas previos al golpe de calor pasarán por una agresividad desacostumbrada, dolores de cabeza, náuseas, somnolencia y sed intensa, así como estados de confusión. Finalmente, el enfermo perderá el conocimiento, su piel se enrojecerá y resecará, mientras que el pulso será débil, pudiéndole llevar a la muerte.

¿Cómo prevenir el calor?
En cualquier campaña donde el calor sea un peligro, no está de más tomar las siguientes precauciones:

- Evitar la exposición al sol y el ejercicio físico en las horas centrales del día.

- Protegerse del sol adecuadamente, ya que las quemaduras solares dificultan la disipación de calor.

- Mantener una buena hidratación durante todo el día. No esperar a tener sed. Es conveniente disponer de suficiente agua en todo momento.

- Para quienes quieran transitar a través de territorios cálidos (desiertos, por ejemplo) es conveniente prescindir de armaduras, para evitar el calor asfixiante.

- Beber especialmente antes, durante y después del ejercicio físico.

- Reducir la actividad física en lo posible si la temperatura y la humedad son elevadas.

- Evitar la ingesta de bebidas alcohólicas.

- Emplear ropa ligera, de colores claros y holgada, adecuada a la temperatura en verano.

El calor en los Reinos Brillantes.
En regiones tan agresivas como el desierto de los Mahaeb, el calor debería ser una seria amenaza natural que obligara a los personajes a ocultarse del inclemente sol. En otros lugares como el Valle de la Muerte o en los cálidos páramos de Yvr es más una molestia irritante que una amenaza.
Básicamente, debe definirse si se va a considerar en el juego una molestia, una amenaza o un recurso argumental, así como las consecuencias, que deberían estar influidas por el calor que haga, la ropa que lleven los personajes y lo que éstos hagan a lo largo del día.

Golpes de calor.
Sin duda alguna, el calor es uno de los mayores peligros que pueden tener que hacer frente los aventureros que decidan recorrer los desiertos. Los habitantes del desierto lo llaman “la muerte invisible”, porque, como dicen ellos, no puedes ver que ha acabado con tu vida. Las temperaturas pueden llegar a ser insoportables, para cualquiera que decida hacer algo más que respirar, lo cual queda de manifiesto en las amplias y finas ropas que es costumbre llevar en el desierto.
Por supuesto, al ser tan elevadas las temperaturas, es muy importante disponer en todo momento de agua a mano.
Probablemente éste sea el temor de la mayoría de los que se adentran en el desierto, quedarse sin agua. Sin ésta, pronto el calor hace mella hasta en el guerrero más vigoroso y las posibilidades de sobrevivir serán nulas.
En caso de sufrir un golpe de calor, los afectados deberían descansar y beber agua en abundancia para así recuperarse. Los enanos son capaces de resistir mucho mejor el calor asfixiante que los humanos o los medianos; por el contrario, los elfos, soportan muy mal las altas temperaturas. Los orcos o los ogros toleran sin problemas las temperaturas más elevadas, en medio de un desierto o en el cono ardiente de un volcán. Obviamente, los demonios son totalmente inmunes a los trastornos del calor.

Tormentas de arena.
De pronto y sin previo aviso. Así es como se originan las tormentas de arena, columnas de arena de varios kilómetros de extensión se ven impulsadas por los vientos del desierto avanzando a gran velocidad, sin detenerse ante nada ni nadie. El sol se ve oculto tras la arena, arrastrada por el viento, y es casi imposible respirar en medio de tanto caos. Las piedras de menor tamaño son arrojadas con violencia, golpeando como proyectiles a todo aquello que se interpone en su camino, por lo que aventurarse en mitad de una de estas tormentas no es muy conveniente.
Estas terribles tormentas ocurren con cierta frecuencia a lo largo de todos los desiertos, siempre de forma impredecible, con lo cual es posible que los aventureros, que decidan realizar un viaje a través de los desiertos, tengan que enfrentarse a una de ellas.
Si así sucede, lo mejor es que busquen refugio lo más rápidamente posible, aunque en los desiertos de los Reinos Brillantes no es fácil encontrar donde resguardarse, pues en muchas zonas, aparte de arena, no hay nada más.
Si se ven atrapados por una tormenta de arena, conviene que al menos se hayan cubierto con túnicas y tapen sus caras con tela, pues de esta forma evitarán respirar arena y sólo tendrán que preocuparse de las piedras que pueda arrastrar la tormenta.

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