miércoles, 5 de septiembre de 2007

El arte de escribir. Productividad

por (autor desconocido).

Recuerda cuando estas sentado frente a una pantalla o una hoja de papel en blanco pretendiendo escribir con todas tus fuerzas. En ese instante quizá hay momentos en que parece que los demás aspectos de tu vida te llaman con fuerza.
Para acceder a tu creatividad y conseguir fluidez en tus palabras, deberás aprender a concentrarte profundamente. Si te sorprendes a ti mismo observando con atención los libros de la estantería encima de tu escritorio, pensando planes para un futuro no inmediato o bien saltando para coger el teléfono con la idea de que es un respiro, es muy posible que sufras falta de atención.
Los expertos consideran que las personas normales sólo pueden prestar atención a una cosa cada vez, por lo tanto si lo aplicamos a los escritores, deberemos aprender a concentrarnos en lo que realmente nos importa en ese momento. Sea o no un acto natural en nosotros, se trata sobretodo de decidir prestar atención. O al menos decidir cambiar algunos elementos de tu entorno (emocional y físico) para concentrarte mejor.
La atención es como un músculo. Puedes fortalecer tu capacidad de atención usándola, no cediendo al impulso de hacer algo más. No es fácil.
Cada escritor, con el tiempo, llega a adoptar algunas medidas para fortalecer su músculo de la atención. He aquí un listado de doce técnicas que pueden ayudarte:

• Combate el aburrimiento.
Si elevas el nivel de novedad de lo que estás escribiendo, encontrarás que es más fácil mantenerte ocupado. Si tu novela ha llegado a un punto que te resulta pesada, pasar un tiempo con tu diario o un ensayo puede aportarte nuevas ideas. Probar cosas nuevas para ver si eres capaz y proponerte nuevos retos es un buen método para fomentar tu entusiasmo.

• Monta una estructura y síguela.
Tomemos como ejemplo la escritora Sue Grafton que trabaja con una estructura muy marcada con sus misterios alfabéticos que la ayudan a concentrar su creatividad. La habilidad consiste en tomar las reglas y estirarlas al máximo.

• Juega con las formas.
Si te constriñes a ti mismo a escribir siguiendo formas métricas muy marcadas como por ejemplo un soneto, la atención requerida para realizar tales ejercicios hará que busques en áreas desconocidas de tu mente. Es posible que te des cuenta que sabes más de lo que creías.

• Escucha con atención.
Algunos escritores no empiezan a escribir nada nuevo hasta que un sonido sirve como detonador. Otros, leyendo el diario. Tienes que descubrir tus "detonadores" o interruptores creativos.

• Habla con tus personajes literarios.
Una buena manera de estirar una historia o saber por dónde llevarla es sentarte a hablar con tus personajes. Pregúntales qué quieren hacer, qué les gusta o les disgusta profundamente, de qué tienen miedo o cualquier cosa que crean conveniente que tu sepas.

• Encuentra tu equilibrio.
Algunos escritores encuentran su concentración en el paseo, la meditación, el yoga o un baño caliente.

• Disfruta con tu ritual.
Prácticamente todos los escritores tienen su propio ritual diario, antes de ponerse a escribir. Por ejemplo, algunos se levantan temprano, toman un copioso desayuno que consiste exactamente en lo mismo cada día y se llevan una segunda taza de café al ordenador. Otros empiezan haciendo algún tipo de ejercicio o leen de manera rutinaria lo que han escrito el día anterior. El beneficio de estos rituales radica en que mentalizan tanto a tu cuerpo como a tu mente de lo que viene después. Nos preparamos para escribir de la misma manera que salivamos cuando olemos una tarta cociéndose en el horno.

• Olvídate del perfeccionismo.
El miedo a ser imperfecto hace que muchos escritores ni siquiera completen su primer manuscrito. Ten por seguro que los escritores consagrados también escriben múltiples esquemas y tiran múltiples páginas a la papelera antes de sentirse completamente satisfechos consigo mismos. La clave reside en no dejarse paralizar por las consecutivas correcciones que requiera tu obra.

• Invierte en tus emociones.
La pasión crea una escritura fuerte. Y cuando estás excitado o te diviertes, tu atención se concentra de manera natural.

• Haz selecciones musicales.
Algunos escritores prefieren el silencio absoluto, mientras que otros pueden trabajar en mitad del ruido anónimo de un bar. Otros encuentran que hay músicas que les ayudan a centrar su atención.

• Imagina lectores receptivos.
Mientras te imaginas la audiencia que tendrá tu escrito, ¿por qué no te imaginas a esos lectores ávidos? Es cierto que pensar en una audiencia demasiado pronto (antes del primer borrador) puede congelar tu creatividad. Pero cuando llegue el momento de pensar en esa audiencia intenta no pensar en ese profesor tan exigente sino en el amigo que entiende en cualquier momento lo que estás intentando hacer.

• Márcate fechas tope.
Nada concentra más la mente que un límite de tiempo. Escribir bajo presión es la mejor cura para escribir de verdad. Los escritores que no trabajan con contrato, intentan marcarse los límites por ellos mismos. Puedes marcarte un relato a la semana, 1000 palabras al día o una escena antes de cada comida. No importa, lo que importa es hacerte una promesa a ti mismo y cumplirla.

• Oblígate a ESCRIBIR.

No hay comentarios: