martes, 5 de junio de 2007

Armas (IV). Maquinaria de Asedios

El equipo del asedio se usa para superar las murallas y otras defensas de un castillo o una fortaleza, para que la fuerza superior del ejército atacante pueda enfrentarse a los defensores con una desventaja mínima. La mayor parte del equipo está diseñado para tirar abajo las murallas o abrir una brecha en ellas.
Una vez que se abre una brecha o que se ha colocado una torre de asedio, una fuerza voluntaria de soldados encabeza el asalto e irrumpe en el recinto. A esta fuerza se le acabado dando el nombre de la "vana esperanza", por las bajas que se espera que tengan. Pero los (escaso) componentes de esta fuerza que sobrevive, en la victoria son generalmente los más recompensados con ascensos, títulos y botines.
Las maquinas de asedio son poco conocidas en los Reinos Brillantes; pocos son los que poseen el conocimiento técnico o el interés para construirlas, y su principal preocupación es mantener levantadas las fortificaciones, y no derribarlas. Por tanto, la única manera de tomar un castillo es, o bien invadirlo en un rápido asalto o bien asediarlo hasta que los defensores se ven obligados a rendirse por falta de suministros.

• Almajaneque.
Maquina de guerra utilizada para lanzar grandes piedras con el fin de destruir las murallas o almenas de los castillos enemigos. Su funcionamiento se basa en el sistema de la palanca, un brazo largo con el eje descentrado en cuyo extremo hay un contrapeso, los más sofisticados con sistemas de reenvío mediante poleas. Habitualmente son sencillos y se construyen a pie de las murallas a derribar: disparan los proyectiles en trayectoria baja y no alcanzan gran altura, de manera que las piedras disparadas golpean contra las murallas, en vez de volar sobre ellas y caer en el interior del recinto.

• Ariete.
El ariete es un gran tronco con una cabeza de hierro que está introducida dentro de una abertura móvil y se hace rodar hasta una parte de la muralla o una puerta. Una vez en la muralla se balancea el tronco adelante y hacia atrás contra el muro. La fuerza de los golpes abre brechas en la placa de madera de la puerta o el muro de piedra, creando una abertura para el ataque. La parte de arriba del ariete está cubierta con pieles húmedas para evitar que pueda arder.
Un ariete suele consistir, históricamente, en un simple tronco sobre ruedas cubierto en su extremo por una pesada pieza de metal para aumentar su impacto y su daño. Esta pieza final a menudo tenía la forma de animal, normalmente una cabeza de carnero, y de ahí viene su nombre.
El diseño de un ariete, donde el tronco está suspendido por cadenas, es mucho más eficiente que el ariete improvisado con un tronco de árbol transportado por una tropa. Primero, las tropas no tienen que gastar energías en simplemente sostener el ariete por encima del suelo, y pueden así concentrar todas sus fuerzas en balancearlo, con lo que pueden emplear arietes muy pesados. En segundo lugar, una vez que el ariete ha sido balanceado hacia atrás, basta con soltarlo para que golpee hacia delante por su propia inercia y provocar un impacto considerable. Además, si las tropas añaden su fuerza al avance propio del ariete el golpe puede ser demoledor.
El manejo del ariete es un trabajo peligroso. Los enemigos situados por encima arrojan rocas de gran tamaño, agua hirviendo o aceite ardiendo sobre el ariete, con la intención de destrozarlo o de matar a los hombres que lo manejan. Incluso cuando se destruye un portal o un puente levadizo, hay aún rastrillos y protecciones y, además, los soldados tienen que abrirse paso por la puerta. En algunos asedios los defensores han ideado otras ingeniosas defensas contra el ariete (por ejemplo, tiran ganchos con los que sujetan el ariete y lo alejan de la muralla, dificultando así continuamente su utilización).

• Balista.
Maquina de guerra empleada en los asedios, que lanza grandes piedras.

• Ballesta.
También referida como "mangonel" o "escorpión", una ballesta se asemeja a un enorme arco. Dispara proyectiles que parecen enormes lanzas. Aunque no es tan efectiva como las catapultas o los trebuchets, las ballestas pueden infligir enormes daños contra edificios (los proyectiles no son tan pesados como los del trebuchet, pero su momento de inercia, y por lo tanto su "potencia de parada", es muy alto).
Las ballestas fueron usadas tanto como armas terrestres como a bordo de barcos para lanzar garfios a las naves enemigas para acercarlas y abordarlas.
La energía potencial almacenada en una ballesta cargada es considerable, haciendo de alguna manera frágil el proyectil cargado. Como dice un viejo dicho, "un arco doblado se rompe siete de cada ocho veces".

• Ballesta ligera.
Aunque su nombre sea como el del arma de mano (la ballesta), ésta es una máquina mucho más grande, con ruedas (para que un hombre pueda llevarla, como si fuese una carretilla). Su nombre proviene de que el principio de funcionamiento es el mismo: una madera se comba para proporcionar fuerza; cuando se libera, el proyectil (que tiene el tamaño de una lanza) sale disparado hacia adelante. A causa de su relativamente escaso peso, estas armas eran utilizadas principalmente contra puertas o empalizadas de madera.

• Bombarda.
Durante siglos, algunos brillantes armeros de los Reinos Brillantes han desarrollado una pasmosa variedad de distintos mecanismos de fuego por pólvora, muchos de ellos más peligrosos para su personal que para su objetivo. Los visualmente más impresionantes de estos son, sin duda, las bombardas.
La bombarda es un tubo de gran espesor construido con hierro forjado o bronce en barras, que dispara una enorme, pero relativamente ligera, bola de piedra.
El barrilete de una bombarda normalmente se dispone dentro de un sólido bloque de madera, que mantiene el arma estable y absorbe el considerable retroceso. Sin embargo, este diseño es muy difícil de trasladar. Para soportar el peso del cañón, la carreta normalmente corre sobre ruedas en forma de disco que, cuando la carreta se inclina a un lado, amenaza con derrumbarse y derribar el artefacto al suelo de nuevo.
Las propiedades de combustión de la pólvora empleada en los primeros cañones eran, en el mejor de los casos, caprichosas (el control de calidad no era especialmente estricto), lo que causaba una importante posibilidad de fallo del tiro. Los artilleros de las naciones más orientales pronto aprendieron de sus errores y los cañones se hicieron mucho más fiables.
La llamarada, el humo y el ruido asociado a una bombarda normalmente aterrorizan a los animales de carga, e incluso a las monturas que no han sido entrenadas para soportar el ruido de guerra. Y esto también puede ser cierto para tropas compuestas por razas "primitivas" o criaturas que normalmente teman el fuego y los truenos.
El impacto del disparo de una bombarda es tan grande que hace saltar esquirlas de cualquier superficie a la que golpee. Esta "metralla" es tan letal que a menudo causa tantas o más víctimas que el disparo en sí.

• Cañón.
Al igual que con las bombardas, los cañones presentan numerosos diseños. Están desde los cañones "de bolsillo", con barriles de una longitud de más un pie a monstruos que disparaban bolas muy pesadas, de piedra o metal. De estos enormes cañones, los más apropiados para la guerra de asedio son los cañones completos o cañones pesados y los semicañones o cañones ligeros.
El cañón completo es un arma extremadamente efectiva, devastadora contra las obras de piedras y letal contra blancos "suaves" como las tropas enemigas. Aunque el cañón completo nunca ha desaparecido, el semicañón rápidamente se ha convertido en el arma preferida para su empleo en las baterías de asedio. Ronda a ronda, ha sido empleado de forma tan efectiva como su hermano mayor, mientras que las bolas apenas pesan poco más de la mitad, consumiendo la mitad de la carga de pólvora, ocupando menos espacio y siendo mucho más rápido para transportar.
Ambos son de agujero taladrado pulido, con cargadores de mordaza, con barriletes de bronce de no más de 8 pies de longitud. Pueden ser transportados y cargados con relativa facilidad, y disparan bolas de cañón de hierro, acero o piedra.

• Catapulta.
Las catapultas, en diversos diseños, se han utilizado durante milenios. Desde mecanismos sencillos improvisados a toda prisa (pequeños árboles que podían ser doblados y luego soltados para lanzar proyectiles) la catapulta evolucionó hacia mecánicamente sofisticados mecanismos de engranajes.
Aunque la fuente real de fuerza del arma varía desde vigas flexibles de troncos (reflejos del árbol doblado) hasta cuerdas torsionadas, el mecanismo depende de la acción de palanca para propulsar los proyectiles. La naturaleza del mecanismo hace difícil ajustar la elevación. En los más pequeños, la parte trasera de la estructura o base puede elevarse o descenderse, pero en los casos mayores esto es imposible. El único método de alterar el alcance del disparo es variar la cantidad de torsión o modificar el peso del proyectil. Ninguna de las dos opciones es particularmente precisa, haciendo de la catapulta un arma bastante imprecisa.
La construcción de la catapulta también juega su papel. En la mayoría de los casos, sólo puede usarse como mecanismo indirecto de disparo: el disparo sigue un alto arco y cae sobre el objetivo. La única excepción a esto es cuando la catapulta está tan cerca de la muralla o edificio que el disparo golpea en el objetivo antes de alcanzar el punto álgido de su trayectoria.
Aunque se emplean para arrojar rocas u otros proyectiles pesados, no hay restricciones prácticas sobre lo que puede dispararse con las catapultas. La alternativa más común es usar montones de pequeñas piedras, gravas e incluso tramos de cadenas. Esta metralla es casi inútil frente a objetivos "duros" como las murallas y demás, pero son brutalmente efectivos contra objetivos "blandos" como las tropas.
Las catapultas también pueden lanzar proyectiles en llamas, o incluso frascos con el "fuego griego". Típicamente, estos proyectiles son mucho más ligeros que las cargas usuales (es difícil prender fuego a una roca, después de todo), pero mucho más susceptibles a los vientos cruzados; por ello el alcance efectivo se reduce a la mitad, y se dobla la posibilidad de dispersión (la distancia de dispersión se reduce a la mitad también). Las cargas en llamas no dañan a las estructuras con su impacto, aunque tienen las posibilidades normales de prender los materiales inflamables.
Incluso se conocen casos de ejércitos en asedio que usan las catapultas para lanzar al interior de las murallas a los cuerpos de los enemigos muertos para hacer mella en el ánimo de los defensores o también cuerpos infectados y restos podridos de animales con enfermedades para extender una plaga en el interior del recinto.

• Catapulta de Flecha.
Muchos armeros a través del tiempo han experimentado con grandes armas que disparan múltiples flechas o lanzas con gran fuerza (y con terrible precisión). La mayoría son poco efectivos contra las estructuras, pero bastante letales contra masas de tropas.
Un diseño que parece funcionar es la catapulta de flechas, un perchero que sostiene cuatro grandes flechas del tamaño de jabalinas. Detrás de la percha hay una lámina de madera flexible que puede doblarse hacia atrás. Cuando dicha lámina se libera, la porción superior golpea la culata de las flechas, lanzándolas hacia delante.
El número de flechas disparadas por uno de estos mecanismos puede variar desde dos hasta una docena, reduciendo la precisión cuando mayor es el número de proyectiles.

• Catapulta de trayectoria plana.
La catapulta de trayectoria plana es un tipo distinto de catapulta que está potenciado por cuerdas o tiras de piel enrolladas. Un trinquete enrolla a las cuerdas, tensándolas. Al aflojarse, las cuerdas giran tirando del brazo lanzador hacia delante. Cuando el brazo golpea una barra pesada en estado de contención, se dispara cualquier proyectil que esté en el canasto al final del brazo. La barra de contención se puede ajustar para cambiar la trayectoria del proyectil. Estas catapultas tienen una trayectoria recta (a diferencia de la de trayectoria plana) pero pueden causar el mismo daño. Suelen ser necesarios muchos disparos para causar un daño apreciable en una muralla aunque, sin embargo, los proyectiles disparados y los fragmentos rotos de la muralla ayudan a rellenar las zanjas y los fosos de protección, creando una pila de escombros desde la que los atacantes pueden escalar los muros.

• Lanzapiedras.
El lanzapiedras es una gran catapulta potenciada por un contrapeso pesado, normalmente una gran caja de rocas. Se pone el brazo largo de lanzar debajo, contra la masa del contrapeso y se carga una piedra de gran tamaño. Cuando se libera el brazo el fuerte peso cae, levantando el brazo de lanzamiento y disparando el proyectil de piedra de gran tamaño en una trayectoria elevada arqueada. Los proyectiles arrojados por este tipo de arma caen hacia abajo y su uso está sobretodo indicado para destruir la parte superior de las torres y las almenas. Es difícil dañar muros totalmente verticales con el lanzapiedras, a menos que los proyectiles caigan justo en la parte superior del muro. Se suele montar fuera del radio del alcance de los arcos y se le defiende de una posible misión de los defensores para quemar el arma.

• Lanzavirotes.
El Lanzavirotes es una ballesta doble de gran tamaño, dispuesta sobre una base giratoria que permite un giro de 250 grados y sobre un trípode que hace de base estable en el suelo. Suele tener pequeñas ruedas incorporadas para que sea transportable. Esta arma lanza un virote con punta de acero que puede llegar a medir metro y medio o dos metros.
Son necesarios tres hombres para usarla (dos para apuntar y recargar y otro que coordina y hace funcionar la maquina).

• Maganel.
Maquina de guerra, igual al almajaneque, también utilizado en buques de guerra.

• Magana.
Maquina de guerra, similar a una catapulta.

• Mantelete.
El mantelete es una empalizada portátil que protege a los arqueros o zapadores que están al alcance del defensor.

• Pavises.
Los arqueros atacantes y los ballesteros se refugian cuerpo a tierra detrás de grandes escudos de madera llamado pavises. Una estrecha rendija para disparar, situada en la parte superior, permite disparar a los defensores.

• Torre de asalto.
Es una torre hecha de madera, altamente inflamable, que permite asaltar las murallas desde su misma altura, y que además ofrece protección a los asaltantes y posibilidad de atacar a los defensores a través de las saeteras desde una posición más o menos cubierta. Esta torre tiene una estructura formada por varios pisos, por la parte de delante cerrada con pavises para evitar flechas y aceite hirviendo, por la parte de atrás una escalera para poder subir de nivel a nivel. En cada piso existe una rampa levadiza que permite a los asaltantes llegar hasta los muros de la ciudad defendida. Se necesitan de unos 12 a 20 caballos para arrastrar esta pesada torre hasta la muralla.

• Torres de asedio.
Las torres de asedio se acercan a las murallas y a continuación arroja desde ella una plancha hasta la parte superior de la muralla. Los soldados de la torre pueden avanzar entonces por la plancha y entablar la lucha cuerpo a cuerpo con los defensores. Dicha torre suele ser enorme. Tiene que ser protegida con pieles húmedas para evitar que la quemen. Se mueve con lentitud y dificultad, a causa de su peso. Hay que empujarla o arrastrarla hacia delante con poleas que han sido montadas previamente con estacas cerca de la base de la muralla del castillo. Hay que preparar la tierra con anticipación, normalmente con una calzada de tablas planas de madera encima de tierra fuertemente comprimida, para facilitar el movimiento de la torre. Un área para la lucha, situada en la parte superior de la torre, permite disparar a los arqueros al castillo mientras se acerca la torre. Los soldados montan las escaleras dentro de la torre una vez que están cerca. Los asaltos desde una torre de asedio nunca cogen por sorpresa a los defensores, a causa de toda la preparación previa. Los defensores cogen escaleras para fortalecer la parte amenazada de la muralla o para evitar que tiren la plancha e intentan luchar contra la torre según se va acercando. Hasta el último momento del asalto, las máquinas de guerra disparan contra su objetivo en la muralla para dificultar los preparativos de los defensores y su respuesta al asalto. Si el primer grupo de atacantes provenientes de la torre logra pasar, una corriente continua de hombres les seguirá por la plancha para finalizar la ocupación del castillo.

• Taladro.
Los taladros se parecen a los arietes en su construcción: una larga galería sobre ruedas protegiendo el mecanismo central, que está suspendido de las vigas del techo. El mecanismo central es normalmente un tronco suspendido en cabestrillos de forma que pueda girar sobre su largo eje. La pieza del extremo de metal es una gran broca, diseñada para atravesar la roca.
Estas máquinas están diseñadas para ser usadas de dos maneras distintas. En algunos casos, el tronco se empuja contra el objetivo como un ariete. Debido al giro de la broca, el tronco gira un poco con el impacto. A veces, la broca muerde la muralla, como si se usara un taladro golpeándolo con un martillo: no es la forma más eficiente de hacer las cosas, aunque en ocasiones hace el trabajo.
El segundo diseño tiene el mismo tronco suspendido en cabestrillo, con la misma pieza de broca. Aquí, sin embargo, el tronco tiene estacas de madera o metal clavadas a todo lo largo para actuar como agarraderas. En este diseño no se mece el tronco; usando las agarraderas, las tropas empujan la broca contra la muralla y giran el tronco de forma que a veces muerde la muralla y penetra en su interior, tal y como lo haría un taladro.

• Trabuquete.
El trabuquete es una máquina de asedio que lanza proyectiles a gran altura y puede sobrepasar las murallas desde una distancia de trescientos metros. Propulsado por un contrapeso. el trabuquete no sólo lanza piedras, sino que también puede lanzar desde vasijas llenas de cal que queman la piel, animales muertos con intención de provocar enfermedades en el castillo, y en un ataque realmente espantoso se lanzan cabezas para minar los ánimos de los defensores. La guerra es cruel y no deja margen para la piedad.

• Trebuchet.
A medida que construían catapultas más y más grandes para disparar cargas cada vez más pesadas, los armeros de los Reinos Brillantes pronto alcanzaron los límites de la tecnología de catapultas, pues había que generar demasiada fuerza doblando madera o torsionando cuerdas. Afortunadamente para los diseñadores de armas (y para desgracia de sus víctimas) existía otra fuerza que podía ser usada: la gravedad.
Mientras que las catapultas estándar dependen de la energía potencial almacenada en material doblados o tensionados de otra forma, los trebuchets emplean la energía potencial contenida en un gran peso. Un extremo del largo brazo del trebuchet es una honda o una canasta para contener la carga. En el otro extremo, a través de un fulcro, hay una masa de metal o roca. Para cargar el arma, el personal tira hacia abajo de la canasta, con lo que alza el contrapeso del suelo. Cuando liberan el brazo, el contrapeso cae, acelerando la canasta y la carga.
En teoría, el único límite al tamaño y fuerza del trebuchet es la resistencia de los materiales empleados y la cantidad de masa que podía ser levantada por el personal. Como son máquinas sencillas, los trebuchets a menudo se construyen "in situ". Esto significa que son muy difíciles, cuando no imposibles, de mover.
Como con otras catapultas, los trebuchets pueden cargarse con muchas piedras pequeñas para usarlas contra objetivos "suaves" como son las tropas.
Los trebuchets también pueden disparar cargas en llamas, o incluso canastos de "fuego griego". Típicamente, estos proyectiles son mucho más ligeros que las cargas normalmente empleadas, pero mucho más susceptibles de los vientos cruzados. Las cargas inflamables no dañan las estructuras con el impacto, aunque tienen las posibilidades normales de prender fuego sobre materiales inflamables.

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