domingo, 24 de junio de 2007

Sociedades (IV). Un ejemplo

Ejemplo de un gremio de ladrones: El gremio de ladrones de la ciudad de Valira.

El Gremio de Ladrones de Valira es una organización clandestina cuyos dominios se restringen exclusivamente a esta ciudad conocida como la Joya del Norte. Su finalidad es el enriquecimiento con el uso de actividades ilícitas de todo tipo, llevando un férreo control de éstas en sus dominios.

Una breve historia del gremio.
El Gremio de Ladrones de Valira es el gremio más antiguo de todos los gremios de ladrones de los Reinos Brillantes, existente incluso cuando las naciones que forman los Reinos eran deshabitados territorios sin control y Valira era una humilde aldea de poco más de un centenar de habitantes, y ha estado entre los más poderosos durante toda la historia la ciudad.
Invisible e indetectable durante centenares de años el suceso más traumático en la historia del Gremio se produjo cuando el decimoséptimo gobernador de la ciudad, Thal al Derim, decidió terminar con el crimen organizado en Valira y envió a sus soldados a asaltar simultáneamente todos los enclaves de la organización en la ciudad, apresando y matando a todos sus integrantes. Sólo tres miembros del Gremio sobrevivieron a ella, uno de ellos el traidor que vendió la información sobre el gremio al gobernador y que provocó la debacle y su caída. El asalto terminó también con otros tres gremios de ladrones, más pequeños y menos importantes, y con el único gremio de asesinos de la ciudad.
Cuatro años después, y para sorpresa de quienes daban el negocio del latrocinio en Valira por muerto, el gremio renació de sus cenizas. Un par de ladronzuelos de poca monta, recién llegados a la ciudad de Valira desde la lejana región norteña de Ártica, se unieron a los dos supervivientes del gremio y lo reflotaron poco a poco, trabajando en la clandestinidad, reclutando a habilidosos carteristas y ladrones capaces, todos ellos niños huérfanos, abandonados a su suerte en las callejas de la ciudad, jóvenes con mucho futuro en el arte del robo que encontraron un nuevo hogar bajo la tutela del gremio. Bajo la prudencia más absoluta volvieron a construir los cimientos de la organización y hoy, diez años más tarde, los nuevos dirigentes pueden presumir de tener bajo su control, a sueldo del gremio, a más de la mitad de los ladrones de la ciudad más próspera del norte.
¡Por cierto!,... Podemos confirmar que el traidor al gremio fue localizado, escondido en una pequeña aldea de la región norteña de Ártica, capturado y ejecutado con celeridad y sin compasión. El gobernador Thal al Derim también murió, misteriosamente, hace algunos meses. Hay quien dice que fue envenenado, pero nadie hizo el menor esfuerzo en averiguarlo y rápidamente se puso tierra sobre el asunto.

Organización.
El secretismo es una de las máximas de esta organización clandestina, la cual ha sobrevivido tantos años gracias a éste. Entre sus miembros, se pueden encontrar principalmente ladrones experimentados y jóvenes aprendices, y multitud de disciplinas distintas dentro del mundo del latrocinio, como cortabolsas, trileros, carteristas, ladrones de carros,... e incluso algún asesino, aunque esta labor corresponde, en exclusiva, al gremio de asesinos.
A diferencia de lo que se puede pensar a primera vista, el Gremio de ladrones de Valira tiene un estricto código de conducta por el cual no roban a nadie que no se lo pueda permitir, y en cierta manera ayudan a los más pobres a costa de lo que se sustrae a los más ricos. Esto les ha granjeado el apoyo de la gente más humilde pero se han ganado la enemistad de los poderosos, los gobernantes y las clases más favorecidas de Valira que, de hecho, son quienes mayores medios pueden disponer para su erradicación.
Como parte de una elaborada operación de chantaje, algunos miembros del gremio han comenzado recientemente a infiltrarse entre los círculos próximos a los gobernantes y nobles de Valira, como sirvientes o simples colaboradores, para acumular secretos útiles de estas familias para extorsionarlos después. Es un plan que está en sus inicios y aún no ha dado frutos.
El Gremio se estructura en Círculos, grupos de media docena miembros que trabajan juntos, siempre organizados según disciplinas comunes. Los Círculos se crean desde la infancia, reclutando a sus miembros en los orfanatos de la ciudad, de manera que los lazos que se forman entre sus miembros son muy fuertes y la fidelidad entre ellos es absoluta. Cada miembro de un Círculo es responsable de sus compañeros, para bien o para mal, y es obligación del grupo defender a sus integrantes. Las victorias y los éxitos son siempre conjuntos, así como las derrotas y los fracasos, y no es habitual promocionar a los ladrones del gremio de forma individual sino siempre con su Círculo fiel del que forma parte.
La dirección de la organización está en Consejo de los Ladrones, un círculo de seis miembros dirigidos por el Maestre del Gremio.

Enclaves.
Existen multitud de refugios y zonas francas distribuidas por toda la ciudad de Valira en las que los miembros de esta organización se pueden reunir para distintas finalidades, desde almacenar riquezas, organizar los trabajos de un círculo o distraerse un rato. Tras el asalto del gobernador Thal al Derim, cuando todos los escondites del Gremio fueron destruidos y saqueados, la nueva organización del gremio decidió mantener muchos de ellos en secreto, incluso para sus propios miembros, y nadie conoce la totalidad de los enclaves. En algún lugar del complejo entramado de las alcantarillas de la ciudad se encuentra la sede principal, en la que se reúne el Consejo de los Ladrones.

Aliados y enemigos.
El Gremio de Ladrones de Valira cuenta con la colaboración y el apoyo tácito de la población de la ciudad, sobretodo de los pobres y los humildes que reciben parte de los beneficios del negocio del latrocinio. También se podrían considerar como aliados esporádicos aquellos clientes para los que estén realizando un encargo, siempre y cuando no pretendan mantenerse en el anonimato. Sus enemigos son muchos y variados, principalmente todos aquellos que gobiernan la ciudad en uno u otro momento, la nobleza y la aristocracia de Valira, los ricos y los adinerados que sufren en sus carnes (y en sus bolsas) el trabajo de los miembros del gremio. También se pueden contar entre sus enemigos algunos clientes descontentos o, más comúnmente, víctimas ocasionales de sus actividades ilícitas, como mercaderes, aventureros de paso o turistas.

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