sábado, 28 de julio de 2007

Caballeros (VI)

El caballero es un guerrero noble y heroico, el símbolo del bien, de la luz y del orden de los Reinos Brillantes, de todo lo que es correcto y cierto en el mundo. Como tal, posee altos ideales que debe mantener en todo momento, tal y como ya hemos ido comentando en artículos anteriores dedicados a los caballeros y a los paladines de los Reinos Brillantes (o cualquier otro mundo fantástico, pues los conceptos que se presentan son extensibles a cualquier otro lugar). Sin embargo, muchos soldados valientes y heroicos han intentado vivir bajo los ideales del paladín y han fracasado. ¡No es una tarea fácil! Y menos aún cuando los caballeros no son humanos... ¡¡o incluso mujeres!! En estos casos la complejidad de llevar adelante la vocación se convierte en una tarea solo apta para los más decididos. O las más decididas.

Los caballeros no humanos.
Los caballeros y el Código de Caballería son ocupaciones y códigos de ética elegidos por la propia persona en cuestión, no una decisión genérica de una raza. En los Reinos Brillantes, donde la raza humana es la predominante y el resto de razas se encuentran en profunda decadencia, los paladines y caballeros, así como las órdenes que los acogen y les dan apoyo (económico y moral) suelen estar vinculados a alguno de los reinos humanos del mundo. De hecho, adaptar la caballería a otras razas distintas a la humana puede añadir mucho sabor a las campañas, y mayor profundidad a algunas sociedades no humanas. Siguiendo lo hasta ahora presentado se dan varios ejemplos, con los que un narrador ambicioso puede dar unos giros importantes en las aventuras de sus jugadores. Y aún asumiendo que cada raza tiene su propio orden que vela por los valores propios de los paladines y los caballeros lo que ofrecemos a continuación son casos de paladines no humanos integrados en órdenes de raza humana.

• Caballeros élficos.
Los elfos siguen el código de caballería a la letra, excepto cuando marchan a la batalla. La vida élfica es demasiado valiosa para que se pierda derramada inútilmente por una causa perdida. Cuando a pesar de esto se sacrifican, lo hacen por el mayor bien del reino élfico o en defensa de sus compañeros. En resumen, los elfos como raza evitan la guerra siempre que sea posible. Prefieren emplear la política para arreglar disputas, y son mucho menos agresivos que la mayoría de las razas en una campaña normal.
Los caballeros élficos tienen un gran respeto por los aspectos ceremoniales de la caballería, así como por sus iguales y superiores. Sin embargo, son rápidos en mostrar desprecio por aquellos por debajo de su categoría y por aquellos de ideales innobles. Los caballeros élficos no dan valor a las diferencias de clase en tales ceremonias, sino tan solo al carácter personal y a la reputación.
Como las elfas están en igualdad con los elfos en una sociedad élfica, el respecto mostrado por los caballeros élficos hacia sus mujeres es más cortesía que adoración. Muy importante, mientras que la mayoría de la caballería élfica está formado por varones, la mayoría de las compañías élficas de arqueros están formada en su mayor parte por hembras.
Los caballeros élficos no emplean nunca armaduras de placa, sino que las prefieren las armaduras de cadenas finas, más ligeras y flexibles. Como los elfos prefieren luchar en entornos forestales donde puedan confiar en sus capacidades naturales para moverse en esos entornos para conseguir una ventaja adicional, consideran la armadura de placas demasiado ruidosa y pesada para emplearla.
Es importante observar que las cotas de malla mágicas sólo se dan como regalo a aquellos hombres y mujeres merecedores que hayan destacado en gran medida en la defensa de elfos y de tierras élficas. Es raro, pero no imposible, para los no elfos conseguir un regalo semejante si sus gestas lo merecen. A los no elfos no se les enseñan nunca el secreto de la fabricación de las cotas de malla encantadas élficas.
Las cotas de malla encantadas élficas pueden encontrarse en los grandes tesoros, por supuesto, pero si se propaga el rumor de intentos por recuperarlas, los elfos darán con el organizador de tales búsquedas. Se ofrecerá un precio razonable por ellas si llegan a encontrarse en manos de otras razas, y quien no desee venderla será perseguido durante muchos años hasta que la muerte se lleve al mortal de corta vida, o se acuerde un precio distinto.
Los elfos no abandonarán la búsqueda, ya que entienden que el uso común de estas cotas tan preciadas tiende a hacerlas perder su auténtico valor y significado ante los demás. Además, los elfos no desean que armeros que no merezcan su confianza adquieran ninguna de estas cotas élficas, no sea que lleguen a descubrir sus secretos por medio de la investigación o de la magia. Un hecho así puede suponer la guerra.
Los caballeros élficos que eligen llevar una armadura de placas (muy pocos) siempre parecen con ellas como si estuvieran hechos de plata. Un recubrimiento brillante y cuidada de plata se aplica a la armadura como si fuera casi pintura, y entonces el conjunto brilla al recibir incluso la más leve luz indirecta. De hecho, los más importantes de los reyes y los más ricos de los caballeros a menudo entregan sus armaduras recién adquiridas a los elfos para que las sometan al mismo tratamiento.

• Caballeros enanos.
Los enanos se toman la guerra muy en serio, y sus puntos de vista sobre la guerra y el honor hacen que cualquier guerrero samurai que les visite se sienta orgulloso. Los enanos, en claro contraste con los elfos, prefieren morir en glorioso combate que de cualquier otra forma. Se dice que los enanos siempre tienen cerca a un dragón o a una gran colonia de gigantes para tener un lugar donde poder guerrear. Respecto a la verdad de esto, lo cierto es que los enanos siempre están preparados para la guerra.
De hecho, durante las numerosas batallas entre las fuerzas enanas y élficas, ha sido siempre la relación amistosa de los elfos con los animales y las plantas la que les ha dado un paso de ventaja por delante de sus enemigos enanos. Los elfos siempre parecen tener tiempo suficiente para prepararse para la batalla, no importa el éxito de las fuerzas enanas en intentar ocultarse al acecho.
Como ya se ha dicho, los enanos consideran los aspectos ceremoniales de su idea de caballería muy solemnemente, y las celebran en privado.
Las nociones de “respeto por las mujeres” suelen ser ignoradas en su mayoría por una jerarquía enana de varones bastante chauvinista. En una sociedad orientada hacia la guerra y el duro trabajo en las minas, no parece haber ningún lugar para la gloria para las pequeñas damas.
Eso no quiere decir que las enanas sean maltratadas. Sería estar lejos de la verdad. Se les dan los mismos derechos y protección bajo las leyes, y los matrimonios enanos suelen estar regidos por una relación de amistad e igualdad, no de obediencia.
A los enanos les gusta hacer sus armaduras pesadas, de placas y negras. Casi sin excepción, todas las armaduras de talla enana han sido forjadas en herrerías enanas. Un enano no llevará una armadura forjada por cualquier otra raza, porque su orgullo es muy fuerte y sus códigos de honor muy estrictos en tales puntos.
Mientras que una armadura élfica requiere cuidados constantes para estar atractiva, los enanos dan menos valor a la apariencia o más su capacidad de defensa. La armadura enana de placas se trata como lo que es pero es casi un 50% más pesada que una humana. Eso significa que un enano con su armadura de placas (para un enano de 4 pies de altura) pesa tanto como un hombre con su armadura (para un hombre de 6 pies de altura).
Desgraciadamente, los enanos raramente fabrican sus armaduras para los humanos, y no saben fabricar armaduras completas o de batalla. Sus propios miembros y articulaciones no tienen la movilidad necesaria para que esas armaduras completas sean funcionales, así que no las fabrican. Como los elfos, no enseñan sus secretos en la metalurgia a otras razas.
Los enanos cultivan mucho su propia versión de la heráldica, basada en las historias personales y en las genealogías de toda la raza enana. Los enanos tienen muy buena memoria recordando largas listas de nombre, y gastan buena parte sus vidas memorizando detalles sobre quienquiera que vean, con quien se encuentren o sobre los que hayan oído hablar.

• Otras razas.
Medianos, orcos, elfos oscuros, minotauros,... Cualquier criatura, sea cual sea su raza, es sensible a convertirse en un caballero o un paladín si cumple con los requisitos establecidos, con las normas y las leyes que rigen su ethos. La raza puede ser un impedimento, una pesada losa que entorpece el camino, pero jamás será un obstáculo insalvable.
Los paladines son la encarnación de la virtud, la bondad y la justicia. El ejemplo a seguir por caballeros y nobles. Irradian un aura de bondad, algunos incluso puede curar imponiendo sus manos sobre un ser herido y puede erradicar enfermedades... entre otras cosas. Los paladines siguen un estricto código de conducta que simboliza todas sus virtudes. El camino del paladín es largo y duro... y muy peligroso. ¿Acaso solamente los humanos, los elfos o los enanos disponen de las condiciones necesarias para obtener el privilegio de ser considerado digno del honor del caballero y el paladín? Cualquier raza, desde el más pestilente de los skavens hasta el más robusto de los minotauros puede alcanzar el alto honor si persevera y lucha por los ideales del caballero.

Mujeres como caballeros.
Las mujeres no sólo se encargan de supervisar labores de costura, o del control temporal del castillo mientras el señor está fuera sino que, en muchos lugares de los Reinos Brillantes, se ha superado el espíritu sexista del código de caballería.
Las chicas guerreras son tan poderosas como los hombres, más sutiles y menos enérgicas. Una vez que la caballera ha demostrado por sí misma su valía a los ojos de sus compañeros guerreros varones, las cosas marchan suavemente y el problema del sexismo está resuelto.
En vez de ver a las mujeres como cosas para poner sobre un pedestal y admirarlas, una caballera contempla a todas las mujeres como sus aliadas, y posee un brazo firme sobre lo que realmente sucede detrás de la escena en un reino o en un castillo. Las caballeras suelen usar la astucia y diplomacia en una campaña con grandes resultados.
Sin embargo, pese a que pueden poseer tierras y mantener posiciones administrativas, la mayoría de las mujeres viven con total sometimiento a los hombres. En muchos lugares las mujeres solteras no tienen permitido viajar sin el permiso de sus padres, y son escoltadas incluso en los paseos de compras rutinarios. La costumbre suele exigir que las mujeres casadas permanezcan sumisas a sus maridos, con sus responsabilidades confinadas a las tareas de la casa y la crianza de los niños. Una mujer casada no puede vender propiedades sin el consentimiento de su esposo, ni puede ser oída en una corte de justicia si su marido no la acompaña... Aunque las mujeres de clase alta tienen acceso a la misma educación que los hombres, el asunto de las asignaturas difería notablemente. Donde los hombres reciben entrenamiento en la caza, economía, y equitación, las mujeres estudian poesía, idiomas y costura. Afortunadamente, en muchos sitios estas cosas están cambiando. Al servicio de su rey o de su iglesia, las mujeres a menudo visten armadura y empuñan espadas. Luchan con la habilidad de los mejores soldados masculinos, defendiendo sus fortalezas del asedio, incluso liderando tropas a la batalla. Los paladines femeninos pueden ser poco comunes, pero no son desconocidos.
En un artículo posterior hablaremos, en concreto, de las valerosas guerreras amazonas de la isla oriental de Amazona, un caso peculiar de mujeres integradas dentro del aspecto más belicoso de los Reinos Brillantes.

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