miércoles, 12 de septiembre de 2007

Ciudades (IV)

En este artículo analizaremos los distintos impuestos, tasas y tarifas aplicadas en una ciudad cualquiera de los Reinos Brillantes, un concepto extensible a cualquier ciudad de una ambientación fantástica de tipo medieval.

El Administrador o el Señor de la Moneda supervisa la recaudación de todos los beneficios de la ciudad y responde ante el Chambelain. Como regla, el tesorero envía agentes a cada parte importante del territorio que depende de su ciudad, como pueblos y aldeas adyacentes o comarcas. Estos agentes, llamados cobradores o, de forma más habitual, las sanguijuelas, suelen cumplir con su función recaudatoria acompañados de algunos miembros de la guardia local, soldados fuertemente armados para prevenir disturbios o problemas, así como detener inmediatamente a aquellos ciudadanos que no estén dispuestos a cumplir con las obligaciones de los impuestos de la ciudad y acompañarles hasta las mazmorras del castillo.
No es infrecuente que un recaudador de impuestos cobre un poco más a la población local, un pequeño soborno para hacer la vista gorda en algunos casos, o para llenar su propio bolsillo y mejorar su sueldo con propinas extra. De hecho es habitual que el recaudador de impuestos presione a los menos favorecidos para que paguen más (independientemente de las malas cosechas, de las guerras, del infortunio,...) y, por otro lado, suele tener una buena relación con las clases más ricas de la región y se deja llenar los bolsillos. Mientras que no presione al pueblo al borde de la revuelta, el Señor permite a menudo que tales “abusos menores” tengan lugar y no pide explicaciones. Sin embargo, algunas las revueltas comenzaron con esos “abusos menores”, que llevaron a la población hasta la gota que colmó el vaso.
Repasaremos a continuación un listado de los impuestos que podrían aplicarse en una ciudad de los Reinos Brillantes, a modo de ejemplo genérico:

Impuestos aplicados.
Se refiere a los impuestos que se recogen cuando se deben aplicar, simultáneamente. Al contrario que algunos, que se cargan en un mes o año concreto, estos se recogen cada día.

• Impuesto sobre el consumo.
Es uno de los típicos. Se grava sobre todos los bienes y es habitual en la mayoría de los sistemas económicos. Se paga a un comerciante añadido al precio normal de transacción. Los comerciantes contabilizan este porcentaje de sus beneficios separadamente. La tasa normal es del 5%.

• Impuesto de lujo.
Ciertos artículos, como pieles exóticas, joyería u ornamentos, se consideran artículos de lujo. Su adquisición está gravada y por ello, a alguien que compre un abrigo de piel se le requerirá que pague el impuesto sobre el consumo, y luego sobre éste el impuesto de lujo.

• Impuesto por herencia.
Todas las riquezas y propiedades heredadas por una persona están sujetas a un impuesto, aproximadamente el 10% de todo su valor. Este impuesto se aplica sólo una vez. Sin embargo, cuando los bienes cambien de propietario el estado puede volverlo a aplicar otra vez.

• Peajes.
Los peajes se pagan en la mayoría de los puentes y carreteras y su precio es por persona y caballo por un lado y dos monedas de cobre por vehículo, si lo hay, por el otro.

• Impuesto sobre el mercado.
La ciudad tiene mensualmente un Día de Mercado, cuando los ciudadanos vienen de cerca y de lejos para observar las últimas mercancías a la venta y las últimas novedades que traigan los mercaderes. Cada persona o bestia que entre a la ciudad el Día del Mercado debe pagar por la entrada. Como el Día del Mercado es el equivalente a los torneos para la nobleza, esta pequeña tarifa merece la pena para la gran cantidad de cosas a ver.

• Impuesto sobre el horno, el pozo,...
Hay algunos usos que están sujetos a impuesto, puesto que la propiedad corresponde al señor. Así, por ejemplo, el castillo del señor dispone de los hornos mejor equipados de la ciudad (mejores que cualquiera de los hornos de los pasteleros y panaderos de la ciudad) y si cualquier ciudadano quiere usarlos debe pagar una cuota al señor, bien en forma de moneda bien en forma de una parte proporcional de aquello que cocine en el horno. Lo mismo se puede decir de otros bienes propiedad del señor, como el pozo, la herrería del castillo o la serrería.

Impuestos trimestrales o de estación.

Estos impuestos se recaudan una vez al año, en una estación determinada. El pago final al Señor de la ciudad se realiza durante el día de fiesta de la estación. A menudo, los recaudadores están ocupados durante semanas, incluso meses, antes de esa fiesta.

• Primavera: Impuesto sobre el hogar.
Cada vivienda, no importa si es la choza de un siervo o el castillo de un duque, está gravada con un impuesto. Naturalmente, la cantidad a pagar depende del tipo de vivienda y de su ubicación.

• Verano: Impuesto sobre la tierra.
Este impuesto recauda gran cantidad de dinero para el tesoro de la ciudad, y siempre puede contar con al menos cierta cantidad procedente de sus terrenos. Muestra bastante claramente por qué la tierra es una posesión tan valiosa en la Costa del Acero de los Reinos Brillantes.
En general, cuanto más valiosa o productiva sea la tierra, mayor será su valor y en consecuencia mayor será su impuesto.
La tierra que se posea dentro de una ciudad no amurallada se supone “terreno urbano” a efectos de impuestos. Los terrenos dentro de los confines de una muralla se consideran “fortificados”.

• Otoño: el décimo y el impuesto sobre la renta.
Todo lo producido, las rentas y los beneficios de las tierras está gravado con una tasa. Esto afecta sobre todo a los ricos propietarios de tierras y, por supuesto, a la nobleza.
Al mismo tiempo que se recauda el décimo de los ricos, también todo el mundo debe pagar el impuesto sobre la renta. La renta de cada persona es registrada por un agente de la tesorería de la ciudad.

• Invierno: Impuesto de población.
Cada cabeza en el reino está gravada. Es importante que aunque los siervos son considerados esclavos en muchas sociedades, en las ciudades de los Reinos Brillantes son considerados hombres libres, y así están gravados. Sin embargo en tierras muy ricas, el mismo señor se encuentra gravado.
Algunos recaudadores de baja reputación tasan tanto al señor como a sus sirvientes (que no conocen nada mejor y se les ordena no quejarse ante nada).

Otros impuestos.
Se refiere a cualquier impuesto distinto de los que se han analizado hasta ahora.

• Impuesto sobre la magia.
En la mayoría de regiones de los Reinos Brillantes, los objetos mágicos son considerados signos de riqueza y poder, y por tanto son gravados con impuestos elevados.
Observa que toda la magia desde pergaminos hasta pociones e incluso artefactos (si se sabe que se poseen) son en potencia objetos de impuesto. Esta es una poderosa razón por la que muchos magos intentan mantener ocultos sus poderes mágicos, pues incluso los viajeros y no residentes que están sólo de paso pueden ser objeto del impuesto si los recaudadores les pillan. Es también posible que los magos errantes y viajeros implicados en aventuras que recorran todo los Reinos Brillantes tengan que pagar el impuesto varias veces a lo largo del año. Sin embargo, legalmente sólo deberían pagarlo una vez por reino, y recibir un recibo que pruebe dicho pago.

• Impuesto de armas.
Cada arma en la ciudad está gravada con impuestos, tanto en el sentido de hacer dinero como en el de ser un medio de controlar el número de armas que circulen. La gente con problemas compra armas en cantidades preocupantes, y un buen recaudador de impuestos sabe cómo ver las señales alarmantes de una revuelta.

Licencias.
Es necesario para el Señor de la ciudad poner un límite al crecimiento de la industria, en especial cuando se pretende mantener el control de monopolios personales. Incluso si las seis familias no pueden evitar que sigan creciendo, al menos podrán hacer dinero de su proceso de expansión.

• Licencia de mendigo.
La mendicidad siempre ha sido una buena forma vivir, y requiere gran cantidad de habilidad y trabajo. El hecho de que muchos mendigos están en realidad asociados a ladrones, no ha escapado a la atención de los recaudadores de impuestos del rey.
Todos los mendigos deben poseer una licencia para mendigar, o de otra forma acabarán en la prisión. La licencia se obtiene en el Gremio de Ladrones y debe renovarse cada estación.

• Licencia de fabricante.
Cualquier fabricante bienes (como carpinteros, alfareros,...) deben poseer una licencia aunque ésta no asegura una competencia justa.

• Licencia de escuela.
Cualquiera que desee abrir una escuela de cualquier tipo, o mantenerla abierta, debe pagar al gobierno de la ciudad. Este dinero se paga sólo una vez al año, y puede pagarse en cualquier momento.

• Licencia de comercio.
De forma semejante a la licencia de fabricante, los comerciantes que creen bienes perecederos (como cerveza, vino, pan,...) deben tener una licencia para ello.

• Licencias de monopolio.
En las ciudades de los Reinos Brillantes los gremios pueden exigir el derecho a regular el comercio en su área de influencia. Como regla, el señor de la ciudad (su alcalde, su señor feudal, su rey,...) reconoce este derecho y permite al gremio regular precios, determinar a quien se permite vender sus productos o servicios y establecer las exigencias mínimas de calidad. Por supuesto, el tesoro espera ser recompensado por otorgar a los gremios dicho poder.

Tarifas para los no residentes.
Quien no sea un ciudadano nativo de la ciudad posiblemente tenga que pagar alguna clase de impuesto. A veces se les conoce como “impuesto de buen comportamiento”, porque permite a las autoridades locales vigilar a los recién llegados a una zona. Los lanzadores de hechizos causan bastante problemas habitualmente, y se les grava con el doble del impuesto normal..
En las ciudades de los Reinos Brillantes todos los no humanos deben pagar también el doble de la tasa y esta es una de las razones por las que a la mayoría de los no humanos les disgusta vivir en la ciudad. Si los no humanos deciden entrar, se convierten en ciudadanos naturalizados después de dos años de residencia y sin historia de actividad criminal.
La mayoría de no humanos son monstruos, y cualquiera que posea a un monstruo o incluso un animal grande debe pagar una tarifa por ello. Esta es la razón principal por la que los circos ambulantes viajan tanto, siempre están un paso por delante del recaudador de impuestos. Ello hace la posesión de cualquier animal exótico otro signo de riqueza.

Deberes comerciales.
Se refiere a impuestos vinculados a la actividad comercial, a la entrada de productos y los medios utilizados.

• Impuesto de importación.
Todos los bienes importados a un reino están gravados con una tasa promedio en función del cargamento.

• Atraque en el puerto.
Cada barco debe pagar por una plaza en el muelle de un puerto.

• Permiso de importación.
Cada cargamento de bienes de un barco que llegue debe tener una licencia. Los bienes normales cuestan una tarifa por registrar, mientras que productos valiosos como especias y vinos cuestan el doble.

• Impuesto de “venida e ida”.
Naturalmente, cualquier barco o caravana que deje el país está gravada.

Tasa de prestamistas.
Los banqueros y otras instituciones financieras están gravados en sus beneficios. Esta es una circunstancia donde el tesorero actúa en persona verificando los libros de contabilidad de una institución, especialmente si es rica.

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