La gente utiliza el término de Ártica para describir los lugares situados tan lejos al Norte que quien viaja por ellos puede congelarse mientras camina. Se trata de unas regiones heladas donde viven pocas razas humanoides pero hay unos pocos sitios de interés, la mayoría sólo accesibles para los orcos y sus aliados. Sólo los humanos y enanos más imprudentes se aventuran en busca de hierro, gemas, oro y otros metales que no pueden ser encontrados fácilmente en tierras más hospitalarias.
Ártica comienza en la Cordillera del Norte y se extiende hacia el este y el oeste tan lejos como hasta el fin de la tierra principal helada, alcanzando hacia el oeste los ramales más orientales del valle de la Daga y hacia el este la desolada tierra de Banya. Nadie sabe cuánta tierra hay al norte, pero los glaciares del interminable mar de los Hielos Eternos hacen inhóspitas esas tierras. Muchas historias hablan de valles bloqueados por el hielo y llanuras salvajes rodeadas y protegidas por grandes picos donde pueden hallarse aún extrañas bestias y excéntricos magos originarios de otros planos. Sólo los aventureros estúpidos o demasiado osados se dirigen a estas regiones voluntariamente. Todo el que reside en esta región lo hace porque nació aquí o porque ha llegado buscando las riquezas perdidas de un pasado de esplendor. El territorio es una región montañosa y remota donde los orcos se reproducen en tal número que son capaces de formar vastas hordas para dirigirse al sur, hacia los asentamientos humanos, cada década aproximadamente. Aquí se pueden hallar las ruinas abandonadas de ciudades humanas caídas hace largo tiempo y devoradas por el hielo y el frío, mientras que los diezmados enanos se siguen aferrando en pequeños y orgullosos asentamientos, muy alejados de los poderosos asentamientos en las Montañas Grises.
Las leyendas enanas hablan con frecuencia de las ricas vetas de metales y gemas que aguardan abandonadas bajo los picos de las montañas. Dentro de estas áreas únicas se encuentran torres en ruinas, tesoros perdidos y suficientes rumores como para mantener ocupada a la más activa de las compañías de aventureros que merodean por esta región. Algunos de estos sitios son conocidos únicamente a través de rumores sin fundamento, recompensando a los viajeros que creen en ellos con tormentas de hielo, miembros congelados y necesitados de amputación y uno o dos osos polares hambrientos.
Un aviso al viajero: las historias del frío invernal no son desmesuradas, las carreteras son desconocidas, las rutas se hallan abandonadas y los mapas son raros y contienen muy pocos detalles dignos de crédito.
• Montañas de la Espada.
Situadas al este de la Cordillera del Norte, estas montañas forman una especie de escudo entre el mar de los Hielos Eternos y los bosques y las llanuras del otro lado de la cordillera, en la región de Banya. Sin importancia militar, estas montañas son hogar de bestias salvajes, vagabundos y otras criaturas peligrosas.
• La Cordillera Ártica.
Esta cadena montañosa, que separa el Norte de los hielos de las Regiones Frías del Alto Norte, posee muchos de los picos más altos de todo los Reinos Brillantes, picos eternamente cubiertos de nieve. El Gran Muro es otro de los nombres que recibe, utilizado comúnmente en las tierras del sur. Aunque en un tiempo fue hogar de los enanos (hoy residentes en las Montañas Grises), hoy en día es guarida de monstruos fieros y amantes del frío; hay incontables tribus de orcos, trolls y gigantes. Incluso proliferan los dragones blancos, los míticos yetis y otras bestias que reclaman como suyos los picos más altos y los valles congelados. La Cordillera Ártica posee los más ricos depósitos de minerales de todo el Norte; debido a sus monstruosos inquilinos, sólo una mínima fracción de esa riqueza puede ser explotada. El corazón de la cordillera no ha sido cartografiado, pero se dice que oculta ciudades perdidas, guaridas de dragones abandonadas e incluso restos de fabulosas criaturas desconocidas congelados.
• Sen y Nes.
Estos picos gemelos se levantan al norte de Banya, protegiendo a la ciudad de los elfos oscuros de los vientos más fríos del Norte. Los montes Sen y Nes son llamados así por los dos grandes gigantes gemelos que vivieron en dichas montañas hasta su derrota a manos de los primeros enanos que se aventuraron en estas tierras. Se dice que ahora dan cobijo a gigantes de piedra y amenazas aún más temibles, y algunos viajeros dicen haber visto un dragón en los salientes más altos de los picos.
• Cuna de Morkal.
Para alcanzar este lugar, el aventurero debe primero viajar a través de un territorio hogar de innumerables orcos. Estos orcos rinden homenaje a Morkal, un caudillo a quien consideran una representación de una de sus deidades y que nació en estas tierras. Cualquiera que no tenga sangre orca y se acerque a este lugar con la intención de penetrar en suelo sagrado, se encontrará con la hostilidad inmediata de los orcos de la región.
La localización se asemeja a un castillo extravagante, con parapetos, un puente levadizo siempre subido (probablemente congelado) y un profundo abismo rodeando la fortaleza. Una vez cruzado el abismo, se tiene acceso a una vista fantástica: un castillo hecho de hielo mágicamente endurecido, lo que le da a su estructura la tenacidad del hierro y el rendimiento de la madera noble. Formado por hielo modelado mágicamente, haciéndolo impenetrable al calor mundano o mágico, el fuego y los rayos.
• Mijardin, la Podrida.
Esta fortaleza enana en ruinas no se llama así por casualidad. Muchos creen que se halla maldita, que las profundidades demandan un fuerte tributo de sangre y vidas de entre aquellos que buscan desentrañar sus misterios. Es rara la banda de aventureros que es capaz de volver de una expedición a este lugar con todos sus efectivos intactos.
Los niveles superiores, los antiguos salones, se abren a una gran grieta formada por la lava. Dicha fisura es muy profunda y ni siquiera los enanos llegaron a excavar en sus áreas más profundas.
• Bosque Blanco.
Esta foresta parece tener un aire de cierto secretismo místico. El río de aguas siempre cálidas que transcurre por el bosque tiene su nacimiento en el manantial del Oso Blanco. Estos vírgenes bosques norteños nunca han sido presa de los leñadores y mantiene el mismo aspecto que debía tener hace mil años. Los viajeros lo rodean y ni orcos ni trolls se aventuran en su interior. El Bosque Blanco es temido y evitado por los lugareños, y aún hoy día sus zonas más profundas son desconocidas y se mantienen inexploradas. Se dice que estas forestas cobijan a criaturas desconocidas y temibles, monstruos míticos e incluso las manadas de lobos y osos respetan el lugar, siempre rodean el bosque pero nunca cruzan a través.
• El Portal de Hierro.
La exacta localización de esta mítica puerta es desconocida. Unos pocos rumores dicen que su ubicación se halla en unas grutas cercanas al glaciar de Mae, mientras que otros creen que puede hallarse viajando hacia el norte desde la cima del monte Nes, unos tres días a pie, en el fondo de una grieta. Sea como sea, su ubicación es un misterio. Se dice que la puerta cierra el acceso a los Abismos Infernales y a los negros secretos que alberga el reino de los Mag'ah, y que un poderoso ejército infernal vigila que nadie cruce el Portal sin ser invitado.
Un nigromante decía haber cruzado el portal en una ocasión y haberse encontrado con una bestia horrenda que resistió todos los ataques lanzados por el hechicero, e incluso los conjuros más poderosos de éste fueron completamente anulados. Logró escapar a duras penas de vuelta a la superficie y llegar hasta una pequeña aldea perdida. Poco antes de morir por las heridas recibidas, comentó que había luchado cara a cara con el señor de los Mag'ah. Los sabios y los magos de los Reinos Brillantes, sin embargo, tomaron la narración del mago como producto de alucinaciones producidas por la fiebre alta, pero ahora todos miran al norte con un poco más de sobresalto y agitación.
Se sabe que un mago llamado Noren intentó cruzar en una ocasión el Portal de Hierro, pero fue derrotado por los demonios que lo custodiaban. Su fracaso derivó en el nacimiento del malvado Noren el Negro, también conocido como "el Regalo de los Mag'ah".
• La Puerta de Bronce.
Las ruinas cubiertas de nieve y hielo de un templo olvidado en las estribaciones del monte Nes esconden la Puerta de Bronce, un portal subterráneo que tiene la forma de un inmenso cubo de bronce con una única entrada en forma de medio arco.
Dentro de esta cámara en forma de cubo se alinean doce losas de piedra que funcionan como portales unidireccionales, solamente de entrada, desde distintos planos y mundos lejanos. Se cree que muchos de los poderosos magos que han llegado a los Reinos Brillantes desde otros universos lo han hecho mediante los portales de la Puerta de Bronce.
La Puerta de Bronce está vigilada desde hace unos años por un poderoso dragón blanco a quien le gusta autoproclamarse como “el Guardián”. Aquellos que deseen acceder a los Reinos Brillantes desde alguna de las puertas deberán primero responder un acertijo o serán asesinados y devorados por el dragón.
• El Jardín Verde.
Se rumorea que se halla en algún lugar más allá del glaciar de Mae, siendo un rincón secreto de abrigo y refugio para aquellos viajeros que han visto cómo el calor de sus cuerpos estaba siendo desalojado rápidamente por el frío reinante en la región. Se dice que es un cálido valle aislado, una especie de oasis cubierto de hierba verde, árboles en flor y un aprovisionamiento interminable de agua limpia y cristalina, rodeado por una gigantesca extensión de hielo. Se trata de un lugar cálido, agradable, confortable y con el cielo diurno normalmente despejado, casi siempre brillando el sol en lo alto. Criaturas que se creían extintas en los Reinos Brillantes viven aquí en gran número.
Los sabios han tratado de determinar el origen de este rumor, pero nada importante ha podido ser descubierto. Los registros solamente cuentan con el relato de un explorador enano y sus tres compañeros, extraviados mientras buscaban la ciudad perdida de Mijardin. El enano, cuyo nombre no se cita, alcanzó el Jardín y habló de gigantescas bestias reptilianas, helechos de tamaño enorme, y una humedad que haría parecer un desierto a la frondosa jungla de Amazona. Cuando regresó a las Montañas Grises (sus dos compañeros fallecieron en el viaje de vuelta) no pudo encontrar el camino de vuelta hacia el Jardín para verificar su existencia.
• El Manantial del Oso Blanco.
A un par de días de viaje al oeste de Banya, junto a las laderas orientales de la Cordillera Ártica, hay un lugar conocido como el manantial del Oso Blanco. Hace algunos siglos fue situado aquí un puesto avanzado de los elfos oscuros de Banya, aunque no está claro si se trataba de un puesto comercial o un lugar de aprovisionamiento de agua. En cualquier caso, la pequeña fortaleza tenía un manantial que la aprovisionaba de agua caliente de una fuente situada a cinco millas de profundidad bajo la tierra, posiblemente sobre una zona volcánica.
Los drows controlaban el lugar con mano de hierro, cobrando a los viajeros por el agua. Hay que hacer notar que el agua del manantial del Oso Blanco tiene propiedades singulares: protege del frío durante un par de días a quien la toma, lo cual da a esta localización cercana a Ártica tanta importancia estratégica.
Una tribu de fieros orcos intentó ocupar y controlar el manantial durante la década pasada. Aunque los orcos fueron rechazados en un par de ocasiones, las criaturas siguen insistiendo en ocupar el lugar y deberían sufrir una derrota mucho más dura y sangrienta para alejarse definitivamente de esta fuente de “poder” en la región.
• Los Témpanos del Gigante.
Estos inusuales témpanos de hielo son llamados así por la forma de costillas astilladas de un gigante muerto, de dimensiones monstruosas, que se alzan entre los túmulos de nieve a unas doce millas al sur de Mijardin. Varias tribus de trolls consideran este lugar un lugar sagrado de valor ancestral, y lo protegen con ferocidad de cualquier intruso que pueda mancillar su sagrario e incluso los distintos clanes de trolls que viven en el entorno de los Témpanos, aunque enfrentados en disputas históricas permanentes, cooperan en la protección. Los primitivos chamanes trolls realizan misteriosos rituales en las noches de luna llena, entre los Témpanos, para solicitar el favor de sus dioses.
• Valle de Kodro.
Este estrecho valle escondido entre las altas montañas de la Cordillera Ártica recibe el nombre de un héroe enano legendario, un famoso minero que, se dice, descubrió las más grandes vetas de gemas jamás conocidas. También se le adjudica el hecho de haber creado las primeras naciones enanas en el Norte de los Reinos Brillantes con sólo la ayuda de su hacha, alejándolos de las oscuras tierras plagadas de lobos, orcos y trolls. Kodro, como tal, llegó a existir, pero fue hace tanto tiempo que ahora nadie puede separar lo que fue real de lo que sólo forma parte de la fantasía de algunos. Las famosas vetas de gemas, llamadas las Joyas de Kodro, jamás han sido encontradas y el mito de su existencia se adjudica más a la leyenda que a la realidad.
Por el centro del valle corre un riachuelo de aguas cristalinas llamado Aguas de Kodro de las que se dice que un simple sorbo devuelve la vitalidad al viajero agotado.
• Colinas de Escarcha.
Esta área montañosa situada al sur de las Montañas de la Espada, es un lugar muy frecuentado por monstruos y todo tipo de criaturas peligrosas que vagabundean por las fronteras no exploradas de esta región de los Reinos Brillantes.
En la cima más alta de las colinas se alza un extraño círculo de piedras pulidas cilíndricas que rodea un túmulo ancestral coronado por un altar. Los menhires y el altar están hechos de un mármol opalescente brillante.
Se cree que este lugar de poder fue levantado por un grupo de druidas que llegaron hace siglos a las colinas de Escarcha guiados por un mandato de las fuerzas de la naturaleza a quienes servían. No se conoce ni los motivos ni la función del círculo de piedras, y las historias relativas a pozos sin fondo, y grietas en el hielo mantienen a los viajeros lo suficientemente avisados como para acercarse demasiado, pero algunos aseguran haber oído lamentos y gritos de pesar al pasar cerca del lugar.
• El Paso Cruel.
Este estrecho paso montañoso situado en un espolón de la cordillera de Ártica, que da acceso por el sur al valle de Kodro, fue el lugar en el que se entabló una desesperada batalla entre varias tribus de orcos y un ejército de enanos. Ahora, todo el mundo evita pasar por aquí si es posible, pues parece que merodean en la zona fantasmas, apariciones y espectros de los guerreros que murieron en dicha batalla.
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