domingo, 28 de enero de 2007

Castillos (I)

Un castillo es mucho más que un edificio rodeado de murallas de piedra o de una empalizada de madera. Es más que un cuartel general para los caballeros y sus ejércitos durante la guerra o un almacén de productos en las tierras salvajes. Un castillo es construido por un señor y su familia, como un elemento central del paisaje campestre, y como un bastión defensivo para los campesinos y granjeros locales en caso de guerra o invasión. Es el centro neurálgico de civilización sobre todas las tierras colindantes.
Un castillo es también algo más que las torres y murallas de piedra que se alzan sobre una pinturesca colina o en lo alto de un macizo rocoso. Un castillo debe proteger las tierras trabajadas por los campesinos locales y que alimentan al señor del castillo, a sus sirvientes, y a sus artesanos privados, y los bosques donde ciervos, zorros, osos y otros animales salvajes crían y se cazan.
Además de tener que proteger los campos con fértiles cosechas y bosques llenos de árboles y arbustos, un castillo sirve también como lugar de reunión de artesanos muy valiosos como herreros, panaderos y carpinteros. Cuando un castillo crece y aumenta de tamaño, puede aparecer una villa, pueblo o ciudad en sus cercanías, atrayendo a artesanos más especializados como alquimistas, banqueros y cartógrafos.
Un castillo sirve como centro del gobierno local y como base de la administración judicial. Es más que probable que un castillo tenga también una prisión o un calabozo, una estacada para ofensores menores, y la guillotina o el emparedamiento para los asesinos, salteadores y otros graves ofensores de la ley.
El castillo tendrá al menos una capilla para que la empleen las pequeñas aldeas o pueblos sin monasterio o templo para las ceremonias religiosas y fiestas. Un castillo puede también actuar como una escuela para la alta burguesía local, permitiendo que sus hijos aprendan a leer y a escribir. Otros, unos pocos elegidos, irán allí esperando aprender los códigos y los votos que les servirán en su camino hacia la caballería.
En resumen, el castillo es el nexo de unión de todo el comercio y todas las actividades que se desarrollen en las tierras cotroladas por un señor o por el rey.

Evolución de los tipos de Castillos.
Hay tres diseños humanos básicos de castillos, que incluyen la plaza y recinto, las defensas amuralladas y el castillo concéntrico. El estilo de ambientación determinará exactamente qué tipo de castillo y qué parámetros podrá usar en la construcción del castillo.
Hay varias fases o niveles de tecnología en la construcción de fortalezas y castillos:

• Plaza y recinto ("Motte Bailey").
Este diseño consiste en un gran motículo de tierra o una colina natural ("motte") con una torre de madera en lo alto rodeada por una empalizada y un foso. En muchos casos este conjunto estaba rodeado por otras edificaciones ("bailey") usadas como alojamientos para invitados o para otros miembros de la familia (el hijo mayor, la madre, el hermano), barracones de los sirvientes, de las tropas, puestos de guardia, establos, rediles de animales y almacenes. Todo ello estaba a su vez rodeado por otra empalizada y otro foso. Esta segunda empalizada a menudo conectaba con la primera. La entrada al recinto se realizaba a través de un puente elevadizo y un portalón, que consistía normalmente en dos torres robustas flanqueando el puente elevadizo con tornos que controlaban la bajada y subida del puente, de madera o en parte de matal.
Este diseño básico defensivo provó ser suficientemente fuerte pero tiene dos importantes defectos: el primero está en su serie de obstáculos (las empalizadas y los fosos), que no se pueden ayudar entre sí y permite que los atacantes concentren sus fuerzas contra ellos de uno en uno cada vez. El segundo punto débil, y que pronto sería corregido, era el haber realizado la construcción con madera, lo que convertía a este diseño en una presa fácil del fuego. A pesar de todo, el diseño de la plaza y recinto fue construído y utilizado durante varios siglos.
El diseño de la plaza y recinto empezó a cambiar reemplazando primero la torre de madera por una torre u otra edificación de piedra. Más tarde los edificios de los recintos interior y exterior fueron también construidos en piedra. Como consecuencia incorporó nuevos detalles defensivos, como ranuras estrechas en las paredes para disparar flechas, torres de guardia, y trampillas desde donde arrojar piedras o aceite hirviendo sobre los invasores.
La edificación principal, la torre en lo alto de la colina o montículo, fue sustituida por dos tipos básicos de construcciones, conocidos a veces como "donjons" o fortines. El tipo más sencillo y más barato de fortín consistís era la guarida amurallada, que era simplemente una muralla de piedra rodeando la empalizada superior, con la residencia y otros edificios sustituyendo a la torre, y usaba la empalizada exterior como su muralla más externa. En la cima de la colina aparecía así un espacio abierto. La principal ventaja de este diseño era que podía ser fácilmente ampliado o modificado, y que su peso se distribuía por igual sobre la colina, con lo que podía construirse sobre motículos artificiales de escombros, con poco peligro de que las muralas se dañaran por los asentamientos del terreno debido a su propio peso.
El otro tipo de fortín derivado del plaza y recinto fue la torre de piedra amurallada, cuadrada. Estas masivas construcciones de piedra eran tan pesadas que debían construirse sobre colinas naturales, ya que las artificiales tendían a asentarse y a fisurar y quebrar finalmente la torre. Cuando se quería construir una torre de piedra pero no había una colina adecuada en las cercanías, los constructores a veces la construían sobre el suelo llano y luego la cubrían de tierra hasta llegar a su mitad, creando en esencia una colina artificial. Los muros de una torre de piedra promedio eran de un espesor de 15 pies (unos 5 metros), y podían llegar a alcanzar una altura de 50 pies (cerca de 17 metros). Cimentada sobre grandes piedras o sobre pesados pilotes de madera, la torre se ensanchaba en la basada para para protegerse del ataque de un ariete o de la piqueta. Una torre cuadrada promedio podía tener una superficie de 3600 pies cuadrados (unos 400 metros cuadrados), o sea unos 20 metros de lado. Poseían varios niveles. En el nivel inferior habia numeroras ventanas estrechas y ranuras, usadas inicialmente para la ventilación del aire y la entrada de luz; más tarde se transformaron para disparar flechas y asumieron un papel vital en la defensa del castillo. En el segundo y tercer piso, la ranuaras se agrandaban hasta los dos pies de ancho y cuatro de alto, pero no solían estar abiertas al exterior, sino cerradas con contraventanas y barradas por dentro.
La entrada a una torre cuadrada de piedra se realizaba a través de una puerta ancha en el nivel inferior o por una puerta más reducida en el segundo piso. Ësta última sin embargo sólo era accesible por una escalera estrecha que corría en el sentido de las agujas del reloj por el exterior hacia ella. En cualquier caso, muchas de estas edificaciones tenían una torre menor para guardar la entrada por ambas puertas. En el interior, el diseño era bastante similar a la construcción original de madera de los siglos anteriores, con una gruesa pared tranversal de forma que si la entrada al fortín era forzada, los defensores pudieran retirarse todavía a otra línea de defensa. La pared tranversal, en la primera y segunda planta, era robusta y sólo tenía una puerta que comunicaba ambas partes. Al igual que la escalera exterior de la entrada principal, todas las escaleras interiores seguían el sentido de las agujas del reloj, dando a los defensores suficiente espacio para usar sus armas adecuadamente, mientras que los atacantes tenían dificultades para manejar sus escudos y espadas (suponiendo que fueran diestros, por supuesto).
La mayor debilidad de una torre de piedra radicaba en sus esquinas cuadradas, que podían ser quebrantadas fácilmente por máquinas de asedio y eran difíciles de defender (los defensores debían exponer la mayor parte de sus cuerpos para disparar a los invasores concentrados en la base de los muros). Este problema fue ligeramente corregido redondeando las esquinas y construyendo un edificio cilíndrico. Sin embargo, justo cuando el nuevo diseño empezaba a expandirse, otros avances en campos distintos a la de la fortificación, cambiaron para siempre la idea de que una torre de piedra era la mejor estructura de defensa, y sólo se construyeron pocas torres redondas.

• Defensas amuralladas.
Al principio todos los castillos estaban construidos con el diseño de plaza y recinto, un sistema defensivo basado en murallas y torres descoordinadas a la hora de rechazar a los atacantes y permitir a los defensores la posibilidad de contrataques. Sin embargo, funcionó pocas veces y a menudo el atacante simplemente se concentraba sobre cada línea de muralla, la reducía a escombros y pasaba a atacar a la siguiente línea. Pasado algún tiempo, llegaron nuevas técnicas de fortificación. Se empezaron a añadir nuevas características a los castillos existentes y surgieron diseños totalmente nuevos. La atención se trasladó desde el supuestamente inexpugnabe "donjon" a las murallas del recinto, porque para los atacantes era más sensato quebrantar la muralla más externa y después pasar a saquear y asolar los numerosos edificios y almacenes situados dentro del recinto exterior.
Las principales mejoras realizadas en las murallas fueron medidas realizadas para dar cobertura a los arqueros, almenas modificadas para soportar las máquinas de asedio y las torres móviles, y amplios corredores (adarves) para dar libertad de movimiento a un gran número de ellementos de tropa y de caballeros sobre las murallas. Todavía estaba el importante problema de los mineros, y de las máquinas de asedio actuactes sobre la base de las murallas. La única solución para mantener a los atacantes alejados de las murallas era impedir que se acercaran. Eso se resolvió con la invención del "merlon", que consistía en una zona alta de la muralla con aberturas para arrojar flechas, agujeros asesinos y artefactos que permitían el bombardeo total sobre los guerreros situados an la base de la fortificación.
Otra forma de proteger la murala de las máquinas de asedio como los arietes, la piqueta o la hélice era el uso de una plataforma cubierta de madera construida sobre las almenas en voladizo sobre el exterior y que permitía arrojar flechas y piedras a través de aberturas en su suelo. A estas medidas tan simples no se les ha prestado demasiada atención porque eran blancos fáciles de armas como la catapulta y las ballestas, si bien el uso del "merlon" y de los "hoardings" juntos demostró ser una manera efectiva de mantener a los atacantes a raya.
Los mayores avances en el diseño de castillos y fortificaciones fue el uso de la torre en flanco. Hasta entonces, las torres cuadradas y los "merlon" se habían dispuesto incluso en el recinto exterior del conjunto plaza y recinto, pero extendiendo algunas torres más allá del recinto exterior, lo que permitía a los defensores desde aberturas situadas en los laterales de dichas torres diparar a lo largo de todo el perímetro de las murallas exteriores del castillo. Esto significaba que el guerrero no tenía que exponer su cuerpo a los arqueros enemigos en un intento de disparar a los invasores situados cerca de la muralla.
Cada torre de flanco también proporcionaba fuego cruzado a sus homólogas más cercanas. Cuando la muralla exterior era superada, podían acosar y contener al ejército invasor desde zonas alejadas. Las primeras torres de flanco tenían tres lados, con su trasera abierta al recinto interior, de forma que en el caso de que la torre fuera tomada por las fuerzas invasoras, pudiera serles de poca utilidad. Pasando el tiempo las torres de flanco se hicieron cuadradas y con paredes en todos sus lados.
Los avances en la habilidad de hacer torreones circulares se aplicaron también a las torres de flanco, y la mayoría de las torres de flanco nuevas eran cilindricas.

• Castillos concéntricos.
El período más importante en el desarrollo de los castillos ocurrió con la aparición del castillo concéntrico. El origen de estos castillos consistía en un conjunto de varias torres y murallas, normalmente de planta cuadrada, rodeadas por otra muralla más baja con sus propias torres de flanco. El espacio entre estas dos murallas, normalmente separadas sólo unas pocas decenas de pies, estaba dividido con una serie de murallas tranversales que segmentaban el patio interior. Con ello, si una fuerza enemiga penetraba por la primera muralla, se vería confinada en un sitio concreto reducido y frente a una segunda línea defensiva amurallada. La zona del espacio confinado se llego a conocer como "el sitio de la masacre", porque casi todos los componentes iniciales de la tropa atacante que llegaban a esta área reducida caían diezmados por los arqueros y por las piedras arrojadas desde la segunda muralla.
Llego un momento que los castillos estaban tan fuertemente defendidos que atacarlos estaba fuera de lugar. La única opción que quedaba era un largo asedio donde las máquinas de guerra estaban ociosas hasta que el hambre y la peste mataban a todos los que estaban dentro de las masivas murallas de piedra.
Con ello, el castillo dejo de ser poco a poco el principal punto de atención de la guerra y perdió su conocido papel como defensor de los campesinos y de la alta burguesía.

• La puerta fortificada.
No se debe olvidar uno de los puntos vitales del diseño de un castillo: la puerta fortificada. La puerta fortificada (una estructura que protegía el camino de entrada al castillo) consistía en dos torres cuadradas a cada lado del camino de entrada en el muro del recinto exterior de la plaza y recinto. Fue sustituido por cuatro torres, dos a cada final de la entrada, conectadas por una corta muralla de piedra que proporcionaba una protección excelente y que embotellaba al enemigo entre ellas si conseguía pasar las primeras puertas.
Sin embargo, en este momento las cuatro torres todavía eran estructuras cuadradas. Estas torres cuadradas evolucionaron en torres redondeadas o circulares. Las cuatro torres se habían conectado con cortos pasillos que permitían libertad de movimiento y daban seguridad a las tropas dentro de ellas que guardaban la entrada. Con ello podían moverse libremente de una torre a otra sin temer ser alcanzados por la artillería enemiga.
Con la invención y el uso de la puerta fortificada vigilada, estas construcciones desarrollaron un papel muy importante en rechazar a los invasores. Puesto que permanecían literalmente en la entrada del castillo, los defensores en su interior tenían oportunidades de combatir afuera del castillo. De esta forma, se enfrentaban al enemigo, pudiendo retirarse del campo de batalla sin poner en peligro el castillo mismo.
Cuando este elemento se extendió por toda Europa, unas defensas adicionales, llamadas barbacanas, fueron construidas para proteger el conjunto de la entrada. La barbacan actuaba como un recinto en miniatura, con murallas extendidas en ángulo recto desde las fortificaciones del castillo. Cualquier ataque a la entrada fortificada tenía que pasar a través de un pasaje muy estrecho, desde donde la artillería y los arqueros en el interior de la entrada fortificada llevaba la muerte sobre los intrusos. Pasando el tiempo, estos recintos amurallados exteriores incorporaron torres de piedra, fortines, zanjas, puentes elevadizos y fosos inundados para dificultar más aún la entrada al castillo propiamente dicho.

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