viernes, 9 de febrero de 2007

Razas y criaturas de los Reinos Brillantes (III). Criaturas Feéricas (II)

• Grilios.
Este duende a menudo posee cabeza, torso y brazos humanoides, con alas, antenas y patas de grillo. Los grilios son traviesos y despreocupados. No temen a las criaturas más grandes y les gusta gastarles bromas.
Tienen la piel de color azul claro, el pelo verde y peludas patas marrones, y a menudo, visten túnicas o camisas de brillantes colores, con botones hechos de gemas diminutas.

• Pixis.
Los Pixis son criaturas parecidas a elfos pequeños, pero con orejas más largas y alas muy finas. Son alegres bromistas que disfrutan extraviando viajeros. Sin embargo, pueden mostrar una cólera sorprendente cuando tratan con criaturas malignas. A estos duendes les encanta estafar a los ávaros.
Visten ropas brillantes que, a menudo, incluyen un gorro y zapatos con punteras puntiagudas y en bucle.

• Nixis.
Este ser se parece a un elfo pequeño, delgados y bellos, de piel verde pálida, dedos palmeados, orejas puntiagudas y grandes ojos plateados. Son duendes acuáticos que habitan y protegen estanques y lagos prístinos. Son incluso más solitarios que la mayoría de las fatas y tienden a tratar a los intrusos con suspicacia y hostilidad. De cabello verde oscuro, las hembras suelen entrelazar conchas y perlas y visten con mantos tejidos con coloridas algas. Pueden respirar tanto agua como aire aunque prefieren no abandonar sus lagos.

• Duendes Maliciosos.
Los duendes maliciosos son los más inteligentes de todos los duendes. Estas criaturas invisibles moran en idílicos bosques y se deleitan particularmente en incordiar a los viajeros con sus jugarretas.
Son traviesas criaturas de aspecto élfico, de unos 75cm. de altura. Tienen dos alas plateadas que les permiten volar y visten con ropas de colores brillantes, capa y un par de zapatos con las puntas enrolladas.
Pueden hacerse visibles e invisibles a voluntad, polimorfizarse a voluntad y crear ilusiones visuales y auditivas. Prefieren vivir apartados de otras criaturas, pero lo bastante cerca como para poder incordiarlas.

• Leprechauns.
Los Leprechauns son criaturas feéricas diminutas. Se rumorea que son el cruce mágico entre un mediano y un duende malicioso. De 60cm. de altura, tienen orejas puntiagudas y una nariz terminada en punta ahusada. Muchos lucen barba, zapatos puntiagudos, sombreros de ala ancha con una borla en el extremo y ropas de color marrón o verde. Disfrutan de fumar en pipa y tienen una debilidad especial por el vino.
Los Leprechauns viven en clanes de hasta 20 miembros y un rumor habla de que existe un Rey de los Leprechauns, pero no parece haber ninguna jerarquía real. Es muy raro ver niños leprechauns, pero existen.
Los Leprechauns son desconfiados por naturaleza. No suelen dejarse ver y huirán a esconderse ante cualquier visitante inesperado.
Los mejores momentos y lugares para observar a los leprechauns son los llamados límites: el amanecer y el anochecer, las orillas y los solsticios.

• Cazadores Albos.
Los Cazadores Albos son fatas malévolas que aparecen en las frías noches de luna llena para cazar a los viajeros, seleccionando a su presa, acechándola y arrastrándola hasta sus fauces para aprisionarla para siempre entre las sombras.
Son criaturas difíciles de ver. Se asemejan a hombres o elfos demacrados, con rasgos afilados y exagerados, perturbadoramente blancos desde su salvaje melena hasta los botones de su chaqueta.
El Cazador Albo aparece a medianoche, como una niebla turbia acompañada por los ecos del repicar de los cascos. Su aspecto es fantasmal, pero no es un muerto viviente.
Monta un magnífico corcel volador, una montura nívea de ojos azules cuyo aliento expulsa vaharadas en forma de grandes nubes de vapores gélidos.
Se dice que aquel que es elegido como presa del Cazador Albo conoce su destino funesto por el repiqueteo de los cascos y por el brillo de esos ojos que vienen hacia él a través de la niebla.
El Cazador Albo no puede morir mientras está de caza. Si fracasa volverá la próxima noche de luna llena con un segundo cazador y saldrán en busca de la presa huída. Si la presa consigue huir cinco noches de sus cazadores nunca volverá a ser molestada. Trasladarse lejos sólo retrasa lo inevitable. El Cazador Albo espera la hora propicia, aguardando años si es necesario y siguiendo a su presa a cualquier lugar de los Reinos Brillantes.

• Sílfides.
Los Silfos o Sílfides, son bellas mujeres de forma humanoide con alas como las libélulas, como las hadas. Son muy bajas, según los estándares humanos. Sus alas son pequeñas y translúcidas, claras o moteadas de un color iridiscente. Su pelo, largo y resplandeciente, puede presentarse en cualquiera de los brillantes colores habituales de la naturaleza: azules, verdes, pardos,... Sus atuendos consisten normalmente en ropas flotantes y diáfanas, que acentúan el color del pelo y de las alas.
Las sílfides están emparentadas tanto con los elementales de aire como con las ninfas y las dríadas. Moran en lugares elevados (montañas, colinas, las copas de los árboles,...) y raras veces tocan el suelo. Son seres solitarios, aunque aman viajar constantemente y es poco habitual encontrarlos cerca de su hogar. Son muy curiosas y sociables. Tienen un idioma propio, musical, aunque entienden la mayoría de idiomas comunes.
Todas las sílfides son hembras. Cuando desean un hijo deben buscar un aspirante humanoide (preferiblemente de sangre élfica) y tras tres meses después de la concepción depositan un huevo perlino en un nido especial que queda protegido por un elemental de aire. La sílfide nace seis meses después.
Hasta los diez años la sílfide no puede volar. El vuelo es una habilidad mágica pues la sílfide posee la habilidad innata de levitar y las alas tan solo son necesarias para proporcionar empuje. Si las alas de una sílfide resultan dañadas, sólo puede planear o flotar.
Cada 28 años todas las sílfides se reúnen en una gran hermandad. Renuevan amistades, intercambian regalos y adquisiciones, comparten noticias e información reunidas en sus viajes y dan la bienvenida a las jóvenes sílfides.

• Korrigans.
Pequeños seres feéricos a los que les gusta la magia y los juegos, pero sobretodo las trampas. Los korrigans son criaturas élficas de orejas puntiagudas y la cabeza siempre cubierta con gorros de colores. Se dice que se mueven por los bosques más profundos a través de galerias subterraneas, minas, grutas y madrigueras que solamente ellos conocen para poder tender trampas a los viajeros incautos.

• Ondinas.
Criatura mágica del agua, las ondinas se nos presentan como gráciles damiselas, de pelo largo azulado y verde, ojos grandes y brillantes y sonrisas seductoras, pero esconden bajo su apariencia dulce y débil un demonio temible, caprichoso y despiadado. viven en los lagos y en los rios, bajo cuyas aguas danzan y atraen a las indefensas criaturas, habitualmente hombres, que quedan seducidos por sus movimientos sensuales para que se ahoguen en el fondo. Son de naturaleza tan peligrosa como seductora, bellas y misteriosas, portadoras de la vida y de la muerte. Llamadas ninfas de las aguas, los espíritus que las gobiernan no tienen ni principio ni fin, emplazamiento o forma, nada limita su poder.

• Nereidas.
Las Nereidas son criaturas de agua, conocidas a veces como melifluas. Sumergidas en el agua son transparentes y casi indetectables, como algas o espumas de formas caprichosas. Al contacto con el aire asumen forma humana, jóvenes mujeres de pelo largo y dorado, cubiertas con una fina vestidura de tonos blancos y dorados. Siempre llevan con ellas un manto níveo que protegen a cualquier precio, pues contiene su esencia. Si el manto fuera destruido, la nereida se disolvería en el agua sin forma alguna. Una nereida hará cualquier cosa, desde mentir hasta asesinar, para recuperar su manto-alma.
Las nereidas, impredecibles y juguetonas, no tienen más objetivos y ambiciones que retozar en las aguas. Las aguas polucionadas merman su vitalidad, y defenderan su morada a aquellos que la contaminen.

• Sirinas.
Las sirinas parecen mujeres humanas normales en la mayoría de los sentidos, pero su piel presenta, con frecuencia, un tono amarillento verdoso muy llamativo. Viste ropas ligeras, aunque no suele llevar nada encima cuando está en el agua, que es su medio natural.
Son criaturas juguetonas y gregarias, a las que les encanta cantar, nadar, bailar y reír. Y aunque les encanta divertirse con los extraños, son extremadamente discretas en lo referente a su comunidad. Se cuidan bien de que la relación con personas ajenas se produzca poco tiempo y lejos de sus moradas. Después de pocas horas la mayoría de sirinas se cansan de la compañía y se marchan, sumergiéndose y buceando en el agua. En ocasiones entregan un regalo (una concha, una perla,...) a una compañía que haya resultado especialmente agradable. Ganarse su confianza es casi imposible. No confían más que en otras sirinas.
Débiles y muy cobardes, las sirinas no se enfrentan jamás a sus enemigos, sino que se escapan y se alejan del peligro siempre que pueden.

1 comentario:

Anónimo dijo...

esta muy bien esto.
me a gstado mcho gracias..