jueves, 26 de abril de 2007

Caballeros (III). La Montura

Quizás el mejor recurso de un caballero es su vínculo con su montura, a menudo un caballo de guerra pesado de fuerza, valor, e inteligencia excepcional que sirve a su amo con firme devoción. El vínculo es en parte instintivo y en parte divino; muchos creen que los dioses los juntan para asegurarse de que el caballero paladín tiene un compañero tan noble como él mismo.
Una vez unidos, la montura se mantiene leal mientras que el caballero sea fiel a sus principios. Sobra decir que un caballero tiene una relación muy profunda con su caballo: no es solamente un animal de montura que el caballero utiliza como un instrumento, sino un compañero y amigo en el que debe confiar en los momentos más tensos del combate. De hecho, muchas veces el caballero ha entrenado desde que era joven a su caballo y conoce a la perfección sus necesidades y virtudes, así como sus defectos. El caballo también está acostumbrado al caballero, de modo que esta relación en doble sentido hace que juntos se compenetren a la perfección en la batalla.


Tipos de monturas.
La montura más habitual de un caballero es el caballo de guerra, un corcel anormalmente robusto, ligeramente más grande que un caballo y bastante más musculoso. Es muy peludo y su pellejo grueso le provee con una protección natural. Unas patas poderosas le permiten moverse a la velocidad de un caballo ligero. Tiene una gran capacidad de carga aunque normalmente las monturas de guerra se resisten a ser usadas como animales de carga. Algunas sólo se sienten cómodas llevando jinetes; otras sienten que cargar equipo está por debajo de su dignidad.
Otras monturas habituales entre los caballeros de los Reinos Brillantes pueden ser los grifos, los hipogrifos, los unicornios, los pegasos, los dragones, las águilas, los huargos o lobos gigantes,... Podreis encontrar una amplia descripción de todas ellas en el artículo dedicado a las monturas.

Cuidados de la montura.
Cualquier caballero que sea merecedor de sus espuelas de plata gasta mucho tiempo en escoger, criar, entrenar y mimar su montura. Esto es cierto tanto si es el dragón plateado de un caballero élfico como si es un viejo jamelgo encontrado en una granja, una montura es a menudo el único modo de transporte de un caballero.
Los caballeros son muy amigos de sus monturas. Un caballo de guerra bien entrenado puede llevar a un caballero herido a zona segura, defender el cuerpo de su amo después de un ataque sorpresa, o devolver a un jinete inconsciente a su casa. Una buena montura no es sólo algo que ayuda, sino algo necesario.
En general, una montura de guerra tiene las mismas necesidades que un corcel normal. La mayor parte, pueden cuidar de sí mismos, pastando o cazando cuando están hambrientos, y bebiendo cuando tienen sed. A menos que se le ordene otra cosa, una montura descansa cuando lo hace el caballero.
De tanto en tanto, la montura debe contar con su compañero para los cuidados rutinarios. En ausencia de un pasto adecuado o terrenos de caza, el caballero tiene que proporcionar la comida. En un desierto seco, el caballero debe compartir su agua. Las monturas necesitan a menudo dosis regulares de sal para reemplazar la perdida al sudar. Las monturas enfermas o heridas necesitan atención médica.
Algunas monturas, los caballos en particular, necesitan aseo diario para mantenerse saludables. El pelaje de la montura tiene que ser cepillado, y luego frotado con un trapo suave. Sus herraduras deben ser examinadas concienzudamente en busca de grietas, piedras incrustadas, y otras anormalidades que pueden causar un daño serio si permanecen sin atender. Todas las monturas aprecian las expresiones de afecto, como sabrosos bocados, palabras amables y suaves caricias.
Todas las monturas de guerra, sin importar su especie, tienen los siguientes rasgos en común:

• Servicio fiel. La lealtad de una montura de guerra es inquebrantable. Obedece las órdenes del paladín sin dudar, asumiendo que las entienda. Cuando el paladín va a pie, la montura se mantiene a su lado, siguiéndolo allá donde vaya a menos que se le ordene lo contrario.

• En el campo de batalla, la montura se queda con el paladín, incluso ante la muerte inminente. Una montura de guerra nunca abandonará al paladín para salvarse a sí misma.

• Una montura de guerra se muestra indiferente ante los compañeros del caballero, a menos que haya sido entrenada para protegerlos u obedecer sus órdenes. Si un compañero se aproxima en lo que la montura percibe de modo amenazador, ésta resopla o patea el suelo con sus herraduras como advertencia, o incluso intenta alejar al compañero. Una vez tranquilizado, la montura se retira, aunque tendrá un ojo puesto en el compañero. La montura responde ignorando a los nuevos hostiles que mantengan las distancias, reaccionando fuertemente a aquéllos que parezcan una amenaza.

• Viene cuando es llamada. Una montura de guerra viene inmediatamente junto al paladín cuando es llamada. La montura responde a un grito, un silbido, un simple gesto de la mano, o cualquier señal física o audible que el caballero escoja.

• Manejable. El paladín siempre puede calmar su montura de guerra cuando está excitada o agitada.

• A menos que haya sido entrenada para otra cosa, una montura de guerra sólo permite que el paladín la monte, encabritándose y resoplando furiosamente si alguien más hace el intento. Una palabra tranquilizadora del paladín evita que la montura actúe de forma dañina con un jinete no deseado.

• Una montura de guerra defiende agresivamente a su paladín contra ataques, mordiendo y coceando hasta que el atacante se da por vencido. La montura también ataca a cualquier objetivo indicado por el paladín, continuando su ataque hasta que el paladín le ordena parar.

Adquiriendo una montura.
La vinculación requiere la participación voluntaria de la montura, y algunas especies pueden tener ideas propias sobre lo que significa un compañero adecuado. Los unicornios, por ejemplo, sólo acompañarán a paladines mujeres, mientras que los caballos de guerra ligeros se mostrarán reluctantes a vincularse con jinetes pasados de peso. Si una pareja no funciona, no funciona.
Aunque una montura siempre sabe cuando la vinculación ocurre, puede no ser tan obvio para el caballero. ¿La montura parece inusualmente brillante?¿Un caballo de guerra viene inmediatamente cuando se le llama?¿La montura parece anormalmente valiente, luchando sin miedo junto al paladín contra oponentes formidables o interviniendo cuando un monstruo prepara una emboscada?¿La montura parece inusualmente leal y afectuosa? Después de observar tales acciones durante un día o dos, incluso el caballero más despistado puede determinar que ha conseguido una montura de guerra. Para eliminar las dudas existentes, un hechicero amigo puede verificar el vínculo.
La adquisición de una montura debería ser especial; después de todo, es un punto de inflexión en la carrera de un paladín. Algunas posibilidades son:

• Sueño. El caballero puede tener un sueño, inducido por los dioses, donde él ve una montura en un lugar específico. Puede soñar con un caballo de guerra herido en un campo de batalla, rodeado por los cuerpos de hombres lagarto. Un unicornio puede permanecer inconsciente en un campo de flores carmesíes, vencido por los pétalos de anestésica fragancia. El sueño puede ser una premonición de un suceso por venir o una imagen de una situación que ya ha ocurrido. El caballero puede experimentar el sueño con regularidad creciente durante varias semanas. El sueño se volverá más vívido cerca de la fuente. Con el tiempo, encontrará una escena igual a la del sueño. Superando un obstáculo final, el caballero se une a su montura de guerra.

• Recompensa. Un paladín puede recibir una montura como recompensa por un acto de heroísmo excepcional.

• Búsqueda. El caballero puede oír los rumores de una montura potencial y decidir capturarla. El paladín puede gastar semanas o meses persiguiendo la pista, sólo para encontrarse con un o más obstáculos impidiendo que se vincule a la montura. La montura puede estar guardada por un monstruo, custodiada por un monarca malvado, o vendida en subasta por un precio astronómico. Una montura con genio puede resistirse a la captura, conduciendo al paladín en un alocado galope a través de un terreno escabroso.

• Magia. Una ceremonia mágica puede evocar la aparición de una montura de guerra. Una invocación para la que un paladín debe aprender los detalles de dicha ceremonia de una antigua tradición, de un pergamino arcano o de un hechicero dispuesto a ayudarle.

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