jueves, 12 de julio de 2007

Ciudades (II)

Grandes días de fiesta.

Todas las ciudades de los Reinos Brillantes, sean grandes o pequeñas, tienen sus festividades marcadas en el calendario, sus celebraciones anuales y sus días de asueto. Estas fiestas oficiales conmemoran motivos distintos que pasamos a enumerar a continuación:

• Las fiestas religiosas.
Raramente suponen juegos o torneos. Son días de ayuno y sacrificio personal para con la iglesia y el templo de cada individuo. Se celebran en días importantes para el calendario de dicha religión (por ejemplo, la muerte de un santo, la resurrección de un dios, la fundación de una nueva orden). Los caballeros sagrados, como los paladines, entregan el décimo de sus rentas a la iglesia durante las ceremonias celebradas en estas ocasiones. También gastan mucho tiempo buscando guía espiritual por parte del sacerdote local y su deidad. A menudo durante tales períodos de reflexión tienen visiones de grandes gestas. En función de la religión la fiesta es distinta: algunos cultos a la guerra celebran la festividad de sus dioses con sanguinarios combates mientras que algunas religiones dedicadas a la naturaleza se limitan a plantar árboles.

• Las fiestas agrícolas.
Son celebradas por los ricos y por los pobres, y en ellas son más frecuentes los juegos y un torneo real, que ayudan a señalar la ocasión. Marcan la cosecha en otoño y el fin de la siembra en primavera, en el solsticio y en el equinoccio, duran entonces una semana seguida, las demás fiestas agrícolas duran sólo un día. En las fiestas que celebran la recolección de la uva se suele beber abundante vino, de manera que las celebraciones suelen terminar con borrachos, jolgorio, desenfreno, algunas peleas... y nueve meses después un curioso aumento de los nacimientos.

• Las fiestas políticas.
Son fiestas vinculadas al gobierno de la ciudad, fiestas privadas, desfiles por la ciudad y torneo entre los nobles locales. En este último caso, celebran la fundación del país o alguna gran victoria de guerra o de revolución. A menos que el acontecimiento político tenga gran importancia para el reino y el rey en el poder, no es probable que se celebre un torneo real. En esencia, las ciudades celebran un gran Día del Mercado esos días, sustituyendo al día mensual correspondiente.
A veces a un señor o a una rey la sonríe la fortuna de forma especial durante un año, por ejemplo en forma de una boda, el nacimiento de su primer hijo heredero (o de cualquier príncipe o princesa real), una importante victoria en la guerra, una tregua firmada con éxito, o la derrota de alguna antigua amenaza del reino, como un dragón.
A menudo eso supone que el señor en cuestión derroche gran cantidad de dinero y comida al siguiente Día del Mercado. Sin embargo, el señor local puede desear patrocinar un torneo o juegos. Puede invitar entonces a su nuevo aliado, o a su antiguo enemigo vencido. Puede mostrar al mundo a su nuevo hijo, o dar una gran despedida a sus herederos que parten en busca de gloria.

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