sábado, 21 de julio de 2007

Ciudades (III)

Clases sociales, poderes y cargos.

Un importante aspecto de una ciudad es su claridad y casi absoluto reconocimiento de las clases sociales. Cualquiera nacido como siervo puede esperar morir como siervo. Es esta sociedad no está previsto el avance de los individuos desde una clase inferior a otra superior. Esto no quiere decir que sea imposible, pero sí es muy difícil.
¿Cómo puede alguien de una clase inferior saltar en esa sociedad a una clase superior? Normalmente realizando un gran servicio el señor de uno mismo o al templo de su religión. En algunas sociedades, de hecho, cualquier caballero tiene el derecho de otorgar el rango y el título de nobleza sobre cualquier individuo que le pruebe ser merecedor en el campo de batalla. Por supuesto, el problema de tal procedimiento es que a menudo termina en la muerte del posible caballero en ciernes a las manos de un guerrero mejor entrenado y equipado. Como hemos dicho, no es fácil mejorar el status en un sistema como este.

• Sirvientes y esclavos.
En los Reinos Brillantes la esclavitud aún persiste en muchos lugares civilizados, aunque va desapareciendo gradualmente de las ciudades y razas más avanzadas. Entre los elfos o los enanos no existe ninguna forma de esclavitud, mientras que entre los humanos aún existen reductos aislados de comercio de esclavos y las razas de orcos, trasgos y goblins la practican habitualmente.
Aunque la distinción entre siervo y esclavo puede a muchos parecerles demasiado oscura, lo más importante que se debe comprender es lo siguiente: el siervo tiene ciertos derechos. El esclavo, ninguno.
A pesar de que no posee la tierra que trabaja y no pinta nada en el gobierno local, al sirviente se le reconoce que al menos “se posee” a sí mismo. Al contrario que sociedades más primitivas y menos racionales, donde los miembros de la clase inferior se tomaban como animales u objetos de propiedad, al pobre se le reconoce tener el derecho a un trato bueno y justo por parte de la nobleza y de la sociedad en general.
La mayoría de las ciudades tienen leyes para proteger a la población local de sirvientes del abuso y vejaciones, incluso por parte de los miembros de la nobleza... aunque estas leyes pueden ser más o menos quebrantadas, dependiendo de las disposiciones del señor local. Y eso es lo más habitual, para desgracia de quienes ocupan el escalafón más bajo del orden social de los Reinos Brillantes.

• Hombres libres.
Al contrario que los siervos, que gastan sus días trabajando en tierras, negocios y servicios que pertenecen a su señor, a un hombre libre se le reconoce como el propietario de su propio negocio, de su propio empleo, de su propia libertad. Por lo general no es mucho, pero es suficiente para satisfacer sus necesidades, y las de su familia.
Así, los hombres libres pueden ser comerciantes. El término incluye a los obreros comunes, artesanos menores y pequeños hombres de negocios. Como individuos, poseen poco poder. Debido a su gran importancia como grupo, sin embargo, son tratados bastante bien por el señor del lugar, por la nobleza o por las clases superiores en rango y poder. Como regla, los comerciantes hacen suficiente dinero para mantenerse bastante bien y proporcionar un hogar confortable a sus familias. En un sentido moderno, podrían ser descritos como la clase media.
Para controlar el poder que un señor mantiene sobre sus posesiones y asegurarse de que no abusa de su posición, los hombres de muchas profesiones se agrupan en gremios. Los gremiales, los líderes de estos grupos, tienen mucho poder en una ciudad, porque pueden ordenar a los trabajadores parar en actividades clave o retrasar importantes proyectos. Con todo, pueden urgir a incrementar la calidad o la cantidad en tiempos de lucha.
Junto a los importantes miembros de los diversos gremios, esta clase de ciudadanos incluye a veces a orfebres o a aquellos que trabajan con materiales preciosos (como un comerciante de joyas). Esta clase puede ser la más diversa de todas porque sirve como amortiguador entre la nobleza y el pueblo llano. En términos modernos, los gremiales pueden ser considerados como la clase media-alta.
En una ciudad, igual que podemos encontrar gremios comerciales absolutamente normales (herreros, joyeros o posaderos) también podemos encontrar gremios de especialidades más particulares (de magos, druidas o alquimistas) e incluso gremios de profesiones cuestionables, fuera de la ley o ilegales (mercenarios, asesinos o ladrones). Próximamente dedicaremos un artículo a los gremios, legales e ilegales.
Como un último comentario, algunos gremiales pueden tener más poder real en una ciudad que la propia aristocracia. Tal poder posiblemente no se manifieste de una forma abierta sin que sea usado de forma encubierta para ayudar a los amigos y familiares de los gremiales. Los miembros más importantes de esta clase pueden ser considerados nobles que no han obtenido un título todavía.

• La nobleza.
La nobleza son los primero en categoría en una ciudad, los segundos en aquellas ciudades donde se aloja la familia real. En la práctica, es probablemente la clase social más poderosa. A los miembros de la nobleza, la mayoría de los cuales ostentan el título de Conde, Duque o Marqués, se les confía la mayor parte de las tierras reales. Ellos juran lealtad a la corona, al igual que los miembros de la clase caballera la juran lealtad a ellos. Es de su responsabilidad ocuparse de que lo que suceda en sus tierras sea correcto y que todos los impuestos y ganancias a entregar al Rey sean reunidas en un plazo adecuado.
Los miembros de la nobleza tienen una relación muy cercana con la familia real, pero pueden defender no tener ataduras directas de sangre con el trono. Cuando ocurre un gran desastre que diezma a la casa gobernante, el sucesor al trono proviene seguro de esta clase. Los medios por los que uno de estos individuos se hace con el poder pueden ser muy controvertidos, y donde un trono quede sin reclamar es seguro que surgirá una lucha política por el poder.
Así, una lista de los rangos feudales clásicos tendría este aspecto: Plebeyo, Paje, Escudero, Infante, Caballero, Baronet, Barón, Vizconde, Conde, Marqués, Duque, Príncipe y Rey.

Poderes y cargos en una ciudad.
Una ciudad es el reflejo de la división social de los Reinos Brillantes, con unas diferencias mucho más acentuadas. A continuación nos centraremos únicamente en los cargos de poder en las ciudades, entendiendo que la división clásica que antes hemos presentado (esclavos, hombres libres y nobleza, cada uno con sus propias categorías intermedias) es la misma.

• El Chamberlain: El chamberlain es la mano derecha del señor de la ciudad. Controla todo el acceso al señor y puede actuar en su nombre en cualquier circunstancia. Las órdenes dictadas por el chamberlain se asume que proceden directamente del señor y deben obedecerse sin dudarlas. Cierto número de individuos informan al chamberlain. Su trabajo consiste en coordinar las informaciones de los numerosos cargas inferiores y presentarla a su señor con los datos necesarios para tomar una sabia decisión. El chamberlain disfruta de la absoluta confianza del monarca y puede actuar bajo su nombre en cualquier asunto. En muchos casos cuando se ha pedido una audiencia con el señor, el chamberlain es capaz de resolver el asunto sin “perturbar a su alteza real”.

• El Canciller: El canciller está encargado de las operaciones de gobierno del día a día. Es la cabeza del gobierno civil, respondiendo sólo ante el señor de la ciudad. La única excepción a esto es en los casos donde sus decisiones deban ser discutidas con el chamberlain. La relación entre estos dos cargos es cercana, casi siempre cordial. Casi cada miembro de la burocracia inferior está bajo la dirección del canciller. Su gente organiza la recogida de impuestos, las relaciones políticas internas, y el franqueo y la distribución de todas las proclames y decretos reales.

• El Juez: El alto juez es el encargado de todos los aspectos del sistema legal. Es su responsabilidad ocuparse de que las leyes son fuertes y que los criminales son perseguidos y detenidos. Él supervisa las acciones de los jueces locales, todos de los cuales responden ante él, y la guardia de la ciudad. Entre la gente que informa directamente al alto juez están el Alguacil (que coordina la vigilancia urbana), el Inquisidor (que se encarga de la persecución de criminales), y el Guardabosques (que supervisa los bosques del señor y lucha contra la tala y la caza furtiva). Magistrados y Tribunales serán los encargados de administrar justicia. Junto con el Señor de la Ciudad, el Juez fija las leyes que rigen la ciudad.

• El Alguacil: Este individuo es la cabeza de las fuerzas militares del señor. Él manda en el ejército y ordena las acciones en la ciudad observada en caso de un ataque. En todos los asuntos que requieran el uso de las tropas y caballeros del señor, el alguacil el cargo que detenta el poder. Además del personal de inferior categoría en la casa del señor, el alguacil tiene bajo su cargo al Armero Real y a su armería, el alquiler de tropas mercenarias o de aventureros, y la adquisición de nuevas tecnologías militares y estrategias de otros reinos. Debido a su trato con aventureros y mercenarios es probable que el alguacil sea el primer personaje con el que los jugadores entrarán en contacto cuando suban de nivel.
Aunque más adelante dedicaremos un extenso artículo a los ejércitos, los guardias de la ciudad, la milicia y los distintos grupos armados no debemos olvidar hacer mención aquí de la guardia, la cual está bajo el control del alguacil.

• El Inquisidor: Uno de los cargos más siniestros, el inquisidor se encarga del mantenimiento de la red de inteligencia del señor. Controla a numerosos espías que tiene distribuidos en las otras ramas de la estructura de poder del castillo. Además, recibe los informes de sus agentes de las moradas de aquellos que sirven al señor del inquisidor, y de los hombres estacionados en otros reinos.
La naturaleza de poderes de una ciudad hacen del uso de espías y contraespías casi una necesidad. El señor de la ciudad desea saber con quiénes de sus duques y condes puede contar, así que tiene hombres colocados en sus cortes para proporcionarle la información. Los condes y los duques, por supuesto, quiénes de los caballeros y barones que le sirven están a su favor, así que envía a sus propios espías a investigar. Además, ellos desean saber quiénes de sus propios hombres trabajan para el rey, así que emplean contraespías para descubrir a los informantes. Como puedes ver, esta intrincada red de agentes puede llegar a ser bastante compleja. Si es empleada correctamente, no obstante, estas intrigas pueden añadir una gran riqueza a cualquier ambientación.

• El Alto Capellán: El alto capellán es el representante de la comunidad religiosa en el territorio del señor. En la mayoría de los casos, el alto capellán es un miembro de la iglesia más poderosa en el reino. En los casos en que existan dos fes de igual importancia, puede haber dos cargos separados. En los territorios donde el señor no sea creyente, el alto capellán es el encargado de manejar las relaciones entre el señor y la iglesia. Una situación similar sucede cuando el señor es religioso, pero no de la misma fe que la mayoría de sus súbditos. En la mayoría de los casos, muy de tarde en tarde, el señor alabará la religión del alto capellán.

• El Administrador o el Señor de la Moneda: Es el encargado de administrar económicamente la ciudad y gestionar sus recursos. Debe conseguir fondos, negociar con bancos y prestamistas, pagar los sueldos de los trabajadores públicos, garantizar la solvencia del erario público y desembolsar lo suficiente como para cubrir las necesidades y caprichos del señor de la ciudad. Fija los impuestos y tiene a su disposición un cuerpo especial de la guardia para hacer cumplir los pagos.

• El Verdugo: Si un señor es el encargado de la ley de una zona, a menudo fronteriza recién conquistada, o si es el rey de un territorio, tendrá entre su personal a un verdugo jefe para ocuparse de lo más divertido de los juicios. Un hombre así posee un gran respeto ya que es un trabajo desagradable, y no se duda de su lealtad al rey. En sus horas libres, el verdugo puede ser Capitán de la Guardia, pero es probable que sea también el Torturador (si algo así se permite en la ciudad). Sus habilidades en romper huesos y mutilar miembros les da una gran conocimiento para curarlos también.

• El Señor de la Ciudad: En lo alto de todo el sistema de la ciudad está el Señor de la Ciudad. Sea un monarca reinante, un regente, una familia real, un dictador, un Señor de la Guerra, una familia Imperial o un Emperador, los miembros de este grupo detentan el poder absoluto. Todo el mundo, incluso los más poderosos miembros de la nobleza, le juran fidelidad.
Mientras que un Rey es el gobernante reconocido de un país concreto, un Emperador ha unido varias naciones bajo su bandera.
Los imperios son muy poco frecuentes. El poder requerido para mantenerlos juntos es casi imposible para un solo hombre. En la mayoría de los casos, un imperio se forma por medio de las conquistas. Cuando una nación se hace tan poderosa que puede dominar a sus estados vecinos, su rey es elevado a la categoría de emperador.
Hay otras maneras de formar un imperio, pero son muy infrecuentes en extremo. Algunas naciones con la misma religión pueden unirse en una guerra santa que hace que elijan a un único individuo como líder. Si las cosas salen bien y el nuevo líder ha adquirido el poder para mantener a su alianza cohesionada después de la guerra, puede que surja un imperio.
Siempre habrá hombres que proclamen gobernar imperios que sólo existen en sus mentes, por supuesto. No es infrecuente que un rey se refiera a sí mismo como emperador y sus tierras como un imperio. Para nuestros propósitos, sin embargo, estos personajes no son más que reyes con delirios de grandeza.

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