miércoles, 19 de septiembre de 2007

Magia (XI). Elementalistas

Los elementalistas son magos que no comparten la clásica distinción de especialistas por escuelas, entienden la magia de un modo más global. Por tanto enfocan su magia a uno de los cuatro elementos (agua, aire, fuego y tierra), independientemente de su escuela. Los elementalistas son especialistas en su elemento, tienen prohibido el uso de elementos distintos al suyo (tanto el uso de conjuros como de objetos mágicos).

El Elementalista domina una de las cuatro fuerzas de los elementos y con esta magia derivada de la propia energía de los Reinos Brillantes. Los hay de tantas clases como elementos y modos de combinarlos. Algunos Elementalistas, muy pocos, han intentado estudiar dos o más elementos para poseer unos conocimientos amplios y combinarlos, pero la mayoría prefiere concentrarse en uno solo porqué las leyes naturales impiden usar más de un elemento y cualquiera que lo ha intentado ha visto como la magia se revolvía contra él. En muchos aspectos, los elementalistas son a los elementos lo mismo que los druidas a la naturaleza: canalizan los elementos, respetando y reflejando la voluntad de sus características.
La magia de tierra provoca terremotos y volcanes, atrapa a los enemigos en sólida roca y aumenta la fuerza y resistencia de los aliados. La magia de aire usa el poder de las tormentas y los rayos, lo que concede a los aliados una mayor velocidad y permite golpear al enemigo con un terrible ataque concentrado. La magia de fuego se considera la más destructiva, puede infligir terribles heridas a múltiples enemigos. La magia de agua es muy dúctil: sirve para invocar hielo y niebla con los que ralentizar al enemigo y nublar su visión, congelar al rival o incluso proteger a los aliados de otras formas de ataque mágico.

Además de los cuatro elementos tradicionales en ocasiones se añaden dos elementos más no tradicionales (espíritu y madera) o incluso otros tres (metal, sol y luna).
Aún así, a los elementalistas podrían extender sus habilidades hacia especializaciones inimaginables: la energia negativa (entendiendo la energia positiva, opuesta, como el dominio de los clérigos y los sacerdotes), elementos paraelementales (humo, magma, fango y hielo) y los cuasielementales (rayo, fulgor, mineral, vapor, vacio, ceniza, polvo y sal).
El vacío, el cuasielemento que hemos citado, es simple ausencia de Aire aunque también se dice que podría ser el opuesto a la unión de todos los elementos en armonía, la representación de la ausencia de todo, sea tierra, fuego, agua, aire, madera, metal,... El vacío como opuesto al todo, a la forma que toma en la perpetua danza de los Elementos.

Algunos Elementalistas deciden estudiar dos o más elementos para poseer unos conocimientos amplios, pero la mayoría prefiere concentrarse en uno solo. Y es que con esta magia derivada de la propia naturaleza, los elementos, un elementalista de gran poder puede infligir más daño con un solo golpe que cualquier otro mago.
La magia elemental se reparte por los Reinos Brillantes de una manera desigual, dependiendo del elemento predominante, siendo abundante en algunos lugares y escaso en otras. Esto provoca que el efecto de un hechizo de tierra, por ejemplo, sea distinto si se realiza en una caverna o en medio del océano, en donde el elemento predominante es el agua. Los Elementalistas son muy sensibles a estos campos mágicos, y suelen aprovecharlos en favor de sus designios.
El atributo principal del Elementalista es el almacenamiento de energía. Puede recoger la energía de los elementos, acumularla y disponer de ella en el momento que crea más conveniente. Actúa como un campesino, que recoge la cosecha y la guarda en un granero, para disponer de ella en épocas de necesidad.

Los elementalistas son seres solitarios e individualistas, más aún que la mayoría de los magos. Evitan las áreas urbanas, raramente son contratados por las casas nobles, y son poco respetados por el resto de disciplinas mágicas de los Reinos Brillantes, que tienden a encontrarlos toscos y usuarios de una magia bruta y poco elaborada.

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