lunes, 29 de octubre de 2007

El arte de escribir. Puntos básicos

Para empezar cualquier narración tenemos algunos elementos básicos, comunes a cualquier género de ficción, que se deben tener en cuenta a la hora de plantear la historia. Entre ellos están: un protagonista agradable, un antagonista que no sea totalmente detestable, un escenario, un conflicto y su posterior resolución.

• Un protagonista agradable.
Éste es nuestro héroe. Un protagonista con quien el lector se identifique y de quien ha de desear que su misión tenga éxito. Nuestro centro de atención.
La mejor manera de conocer al protagonista, antes de plantarlo en medio de la obra, es escribir la historia de su vida. Conocer de donde viene y donde va. ¿Cómo eran sus padres? ¿Dónde creció? ¿Y sus amigos? ¿Qué reglas gobiernan sus acciones? ¿Por que es tal cómo es tu protagonista en el momento en que ocurre la historia? Cuanto más conozcas a tu personaje, mejor parado saldrá de la historia. Otórgale un vicio o dos, señas de identidad, para que el lector se identifique plenamente con él. No lo hagas perfecto. Nadie es perfecto. Quizás tu protagonista se retuerce el cabello cuando está nerviosa o, chasqueará la lengua cuando algo no salga según sus planes, o hace dibujos sin sentido en el papel mientras se supone que toma notas. Esto acercará el personaje a la experiencia vital de tus lectores y resonará en su interior como alguien vivo.

• Un antagonista que no sea totalmente detestable.
Nadie es absolutamente malvado. El antagonista es la imagen especular del héroe, su complemento negativo. Tu antagonista necesita un motivo para enfrentarse a tu protagonista. Al igual que el héroe tiene defectos, el antagonista tiene virtudes. Todos tenemos buenas y malas cualidades. Tu antagonista debe tener buenas cualidades que compensen las malas. Quizás se dedique a alimentar a los gatos del barrio. O tenga un canario al que adore con dudoso gusto. Pero la idea es que tu antagonista debe competir con tu protagonista sobre algo que importe a ambos.
Para hacer al antagonista realmente creíble, debe ser humano (o humanizado) con sus vicios y virtudes más o menos compensados.

• Un escenario.
Tu historia puede tener lugar en el pasado, el presente o el futuro. Pero debes hacer que el lector crea en la existencia de ese escenario, al menos mientras dure la historia. Deberás ofrecer detalles al lector pero no debes ofrecerlos a la vez. Deja que sean los personajes quienes se muevan por el escenario y admiren alguna de sus partes o se preocupen por algo relacionado con el espacio que habitan. Déjalos que recojan partes del decorado o se sienten en sillas de diferentes tipos varias veces. Un detalle aquí y allá y las respuestas que den tus personajes a su entorno darán una idea aproximada al lector de dónde se encuentran tus personajes.

• Conflicto.
En cada historia hay algún tipo de conflicto. Puede ser una situación verdaderamente competitiva o bien que los protagonistas masculino y femenino no saben como tratarse y sus equívocos dan lugar al conflicto. Los personajes deben encontrarse obstáculos a superar gracias a su agudeza o inteligencia, a la suerte o a un cúmulo de casualidades. Es importante evitar las soluciones "convenientes" (en las que no cuentas la existencia del amigo de infancia que tiene la solución al problema que atenaza al protagonista hasta la última página por ejemplo) a no ser que las sitúes al principio de la historia. Por ejemplo, si tu protagonista necesita usar algún tipo de arma, debería aparecer en la descripción anterior del escenario. Quizás las espadas de su padre están colgadas encima de la chimenea. Quizás ha estado cortando verduras en la cocina. Encuentres la solución que encuentres a tu conflicto, las herramientas deben aparecer antes de que sean necesarias al protagonista.
Incluso las habilidades que tu protagonista usará en la resolución del conflicto deben contarse antes de que él tenga que desentrañarlo. ¿Le gusta resolver los crucigramas del periódico cada noche antes de acostarse? ¿Usa los puzzles como método de relajación? ¿Le gusta escalar? ¿Realizó un curso de seguridad vial? Todo lo que ayudará al protagonista a resolver el conflicto debe tratarse con anterioridad o el lector se sentirá engañado. No puedes incluir nada que haga la resolución más fácil al protagonista si antes no se lo has presentado al lector.

• Una resolución.
Tiene que haber una solución para cada conflicto de la historia. Puedes usar una serie de pequeños conflictos para llegar al principal pero cada conflicto necesita su solución individual al final de la historia. Quizás tu protagonista quiere comprar el negocio de alguien para incrementar sus beneficios. El conflicto principal puede ser que el dueño del negocio no quiera vender, o no quiera vendérselo a esa persona en concreto. Esto crea un conflicto. ¿Cómo lo resuelves? La negociación puede ser una solución. El asesinato otra. Una acción hostil y bursátil en un escenario de negocios, la tercera. En algún momento de la historia tu protagonista y tu antagonista tendrán una confrontación y deberán encontrar una solución. Aunque uno de ellos termine muerto.
Otro punto a tener en cuenta en tu historia. Tus personajes deben hablar naturalmente. Lo que es natural para uno puede no ser la manera de hablar de otro. Si uno de tus personajes es extranjero por ejemplo, hablará diferente de alguien que sea nativo de la persona que cuenta la historia.
Puedes usar algunos términos de lenguaje coloquial, propio del estrato social de tus personajes, en el diálogo; pero cuidado con el mercado internacional que puede no entenderlo. Usa los juramentos de manera espaciada. Si eres creativo tienes que ser capaz de transmitir la idea sin la necesidad de usar siempre el mismo tipo de lenguaje. Crea tus propios juramentos que usarás a lo largo de la historia sólo si son absolutamente necesarios.

Así que aquí tienes la base para crear una historia: la gente que vive la historia, el conflicto y su resolución. Todos ellos constituyen el argumento. Son básicos para cualquier género o tipo de historia. Lo que hagas con ellos es lo que determinará el género de tu historia (romance, contemporánea, misterio, ciencia-ficción, fantasía...). Cada historia necesita de estos elementos básicos para ser historia.

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