• Breve historia.
Cuentos de hadas, fábulas,... a lo largo de la historia la literatura fantástica ha estado presente en el imaginario tradicional de todos los pueblos y todas las culturas, desde los mitos primigenios más ancestrales (origen, a su vez, de las mitologías y las religiones) hasta las narraciones más modernas, en el siglo XX, sustentadas en leyendas transmitidas de generación en generación.
Así: mitos ancestrales, mitología, religión, medievo, modernidad.
Los orígenes de la literatura fantástica se remontan a la mitología griega y la mitología romana. De hecho, a mitología de estos pueblos, en si misma, puede considerarse literatura fantástica.
Las fábulas y los apólogos fueron utilizados desde la Antigüedad grecorromana por los esclavos pedagogos para enseñar conducta ética a los niños que educaban. La moral educida de estos ejemplos era la típica del Paganismo: es imposible cambiar la condición natural de las cosas, incluida la condición humana y el carácter de las personas; el Cristianismo vino a sustituir esta cruel concepción del mundo por otra más evolucionada, que presuponía en el hombre la posibilidad de cambiar su naturaleza.
Esopo, y Babrio entre los autores de expresión griega, y Fedro entre los romanos, han sido los autores más célebres de fábulas y han servido de ejemplo a los demás. En la Edad Media circularon por Europa numerosas colecciones de fábulas pertenecientes a otra tradición autónoma, de origen indio (Hitopadesa, Pancatantra), difundidas a través de traducciones árabes o judaicas españolas o sicilianas. Muchas de ellas fueron a pasar a libros de ejemplos para sermones.
Durante el período medieval la literatura se vinculaba al ámbito de los clérigos en latín y al de los cortesanos que cultivaban un tipo de literatura amorosa, mientras el pueblo mantenía una literatura anónima de transmisión oral difundida por los juglares. Entonces circulaban leyendas de todo tipo y también los romances, que si bien son en su mayoría histórica en los novelescos y líricos se desarrollan temas como el sentimiento amoroso, el desengaño y la muerte. Estas composiciones son más breves y en alguno de ellos se incluyen elementos fantásticos: los animales hablan se personifica a la muerte, el diablo, etc.
Durante el siglo XV aparecen los libros de caballerías. En estos textos los caballeros andantes realizar fantásticas hazañas heroicas enfrentándose a diversas criaturas extraordinarias: animales extraños, drogas, gigantes,... Amadís de Gaula, Tirant lo Blanc
Durante el Renacimiento recibieron el interés de los humanistas; Leonardo da Vinci, por ejemplo, compuso un libro de fábulas. Con la revitalización de la Antigüedad clásica en el siglo XVIII empezaron a escribirse fábulas; destacaron en esta labor los franceses Jean de La Fontaine y Jean Pierre Claris de Florian, los españoles Tomás de Iriarte y Félix María Samaniego, los ingleses John Gay y el alemán Gotthold Ephraim Lessing.
Posteriormente se observa una influencia muy fuerte del romance medieval. La leyenda de rey Arturo, y el romance son otros precursores claros de la fantasía contemporánea.
Con el descubrimiento de América en 1492 se reavivan viejos mitos y leyendas, pues la gran hazaña de la conquista abre un nuevo capítulo en la fantasía de los europeos.
Durante el periodo del Romanticismo europeo se produjo un resurgimiento de la literatura de los siglos XI a XVI. Los poemas del ciclo irlandés-escocés de Ossian (recopilados y algo retocados por Macpherson) contaban con la admiración de personajes como Goethe, Schiller, Coleridge o Byron. Lo mismo ocurría con el Beowulf anglosajón, que narra las aventuras de un héroe escandinavo en Dinamarca. Por aquella misma época, Wagner creaba la tetralogía de "El anillo de los nibelungos", inspirada en antiguas leyendas germánicas.
Posteriormente, en el siglo XIX, la fábula fue uno de los géneros más populares, pero empezaron a extenderse sus temas y se realizaron colecciones especializadas. En España destacaron especialmente los escritores Cristóbal de Beña (Fábulas políticas) y Juan Eugenio Hartzebusch; en Estados Unidos, Ambrose Bierce, con sus Fábulas fantásticas y su Esopo enmendado, libros poblados por la ironía y la sátira política, y en Gran Bretaña Beatrix Potter (1858-1943).
Después del gran éxito de El Hobbit y The Lord of the Rings (El Señor de los Anillos) escritas por J. R. R. Tolkien a mediados del siglo XX, así como las Crónicas de Narnia de C.S. Lewis y las series de Terramar de Ursula K. Le Guin, la escritura fantástica, influenciada a menudo por estos grandes trabajos y, también, por el mito, la epopeya, y romance medieval obtuvo renovada popularidad.
La fantasía cómica, especialmente los trabajos de Terry Pratchett, también debe ser mencionado aquí, que parodia las ideas anteriores así como ideas fuera del género, de una manera posmoderna y muy británica.
Recientemente el género vive una segunda juventud, y fenómenos literarios como Harry Potter han recuperado el interés de la literatura fantástica entre las editoriales, y entre los lectores más jóvenes.
miércoles, 13 de febrero de 2008
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