jueves, 15 de abril de 2010

Curiosidades (XX)

Descubrimiento Élfico. Los elfos están hablando. ¿Los oyes? Lo harás.
por Glenn Gaslin.


Menos de 100 personas en el mundo hablan el lenguaje de los indios Chickasaw, una tribu que ahora habita una parte de Oklahoma. Su lengua es de consonantes ásperas y graves, vocales largas, de palabras como takolo lakna okchi. De aquellos que hablan Chickasaw, ninguno tiene menos de 55 años. Dentro de unas décadas, nadie más lo hablará.

Al menos 100 personas, y probablemente más, pueden hablar klingon, el lenguaje de una especie de extraterrestres de un programa de televisión de los 60, Star Trek. Es un dialecto de sonidos inhumanos como ghobchuq loDnI'pu'! y una gramática fácil y predecible. Este último año, Hamlet fue traducido al klingon y publicado por Simon & Schuster.

Recientemente un lenguaje más extraño y antiguo surgió en la caja de sonidos, una lengua dulce y lírica con antiguas raíces y un gran presupuesto a lo Hollywood. La hablaron, por ejemplo, Cate Blanchett y Liv Tyler. Si prestaste atención posiblemente escuchaste el lenguaje de los elfos.

En 1915, John Ronald Reuel Tolkien, un graduado de 23 años de la Universidad de Oxford, comenzó a trabajar en un lenguaje de ficción que pensaba que sería algo bonito. Se basó en el finés, y lo llamó quenya. Pronto creó un pueblo que hablara este lenguaje (sus elfos) y una historia, una tierra, un mundo en el que pudieran hablarlo, la Tierra Media. Esta historia, por simplificar las cosas, se convirtió en El Señor de los Anillos, el que, como todo el mundo sabe, es una obra básica de la literatura de fantasía, de espadas y magos. Desde luego, es una historia de una banda de gente bajita y simple (hobbits) a los que les gusta fumar en pipa y que van a una aventura para vencer al mal, pero de lo que la mayoría de la gente no se da cuenta es de que el Señor es un gran libro sobre un lenguaje inventado. Y ahora se trata de tres grandes películas sobre un lenguaje inventado.

La trilogía de películas convirtió las retóricas visiones de J. R. R. Tolkien en algo visible y aprovechable. El director Peter Jackson -mejor conocido por King Kong o Criaturas Celestiales y menos por los dementes Teleñecos salidos de Meet the Feebles- gastó 270 millones de dólares del dinero de New Line Cinema y se pasó año y medio filmando en Nueva Zelanda. A pesar de ser una adaptación de la importante novela sobre un lenguaje falso, estas películas fueron grandes. Tan grandes como La Guerra de las Galaxias. Y aparecerán los fieles a Tolkien que han estado estudiando quenya (y los otros lenguajes élficos) todos estos años, como siempre han estado haciendo. Sólo que no los habías visto.

"Los aficionados a Tolkien nunca habían tenido una oportunidad de aparecer" explica Marcus Smith, un estudiante de lingüística graduado en la UCLA que sabe quenya -su vocabulario, su gramática- bastante bien. "Los medios estarán interesados en nosotros por un tiempo, y cuando las películas se olviden, volveremos a como estábamos".

Y estaban así: muy extendidos, bien organizados, apasionados, callados y muy, muy serios. El paisaje de la lingüística tolkieniana incluye revistas de investigación, diccionarios y libros de fuentes (muchos de ellos contradictorios), sociedades, hermandades y escuelas. Su investigación se extiende por todo el globo y a través de la mayor parte de esta década. No sólo cubre las lenguas élficas (quenya y sindarin son las más importantes), sino las de enanos, hombres y árboles parlantes. No se ocupa de los sonidos de los Chickasaw que se desvanecen, pero hay una lógica en el hecho de que alguien como Marcus Smith estudie también a estos últimos.

Antes, sin embargo, es importante notar que los elfos de la Tierra Media no son los elfos de tu imaginación. No son alegres y traviesos diablillos de verdes túnicas. Son estáticos, sobrios y sabios. Los elfos de Tolkien son esencialmente mágicos e inmortales poetas.

Y deberías tener en cuenta que los humanos que estudian élfico no se parecen a los que podrías esperar que hablaran klingon. No llevarán frentes postizas ni saludarán a William Shatner. Es más probable que sepan palabras en lenguajes americanos indígenas para decir "zumo de naranja" o que lean Beowulf en el anglosajón original. Son, como el profesor que lo empezó todo, gente seria.

Marcus Smith es una persona seria. Su apartamento en Los Angeles Oeste es el reducido espacio de vivienda de un estudiante graduado: libros y sillas plegables. Explica que su estudio de Tolkien le llevó a la lingüística. "La mayoría de la gente no habla sobre ello en público. Es una cosa algo extravagante que se hace", dice. "Pero yo estoy abierto a ello".

Marcus pasó cuatro años en España de niño, y comenzó a aprender español. En el instituto, viviendo en Palmdale a la orilla del Mojave, se sumergió en el alemán y en "inglés medio", y prosa más antigua y más rara. Lee las 1.137 páginas de El Señor de los Anillos, incluyendo el apéndice en el que se describe la gramática e historia de los elfos, quienes dicen cosas tan bonitas como "Elen síla lúmenn' omentielvo" ("Una estrella brilla en la hora de nuestro encuentro "). Comenzó a traducir los poemas del libro. Comenzó también a inventar sus propios lenguajes, desafiando el modo en que funcionan los pronombres, o cómo una palabra puede mostrar posesión de otra palabra. Exactamente como hizo John Ronald Reuel. Marcus está buscando un doctorado en lingüística. Exactamente como hizo Tolkien. Pero, de distinta manera a lo que hizo su hace tiempo desaparecido mentor, planea preservar lenguas moribundas en vez de asegurar el futuro de las inventadas.

Marcus me explica que, creando la Tierra Media, el escenario para sus libros, Tolkien trató de escribir una nueva y densa mitología, completa con miles de años de historia y lenguajes que evolucionaron, se dividieron y tuvieron descendencia. El lenguaje de los enanos tiene influencia del hebreo, y los orcos gruñen en Lengua Negra, un quenya torcido. Ciertamente, las palabras que más oirás en la fantasía Hollywoodiense que viene son palabras en Lengua Negra, la propia inscripción del Anillo Único: Ash nazg durbatulûk, ash nazg gimbatul, ash nazg thrakatulûk agh burzum-ishi krimpatul.

O, más bien, "Un Anillo para gobernarlos a todos, Un Anillo para encontrarlos, Un Anillo para atraerlos a todos y atarlos en las Tinieblas".

La gente no se junta y habla en quenya sobre la nueva oferta del Club del Libro. No es así. Tolkien diseñó el lenguaje para ser usado por criaturas mágicas que vivían en un mundo imaginario hace mucho, mucho tiempo. Lo creó como un modo de transmitir poesía y leyenda. Nada moderno.

"Sé que no puedo mantener una conversación en élfico", dice Marcus. "No pienso que nadie pueda. He encontrado gente que dice que puede hablar élfico, y, tras un par de minutos hablándoles, me he dado cuenta de que no sabían nada".

El estudio del élfico es mayormente académico, un debate continuo sobre papeles y correos electrónicos. Dado que Tolkien escribió volúmenes de información contradictoria, mucho de ello aún sin publicar, dice Marcus, "mucha gente debate". ¿Por qué, por ejemplo, cambiaría Tolkien su idea y decidiría que las palabras posesivas no terminarían en "av", como se describía en sus primeras notas, sino en "m"?

"A veces", dice Marcus, encogiéndose de hombros, no deseando pelear con J. R. R., "él sólo cambiaba cosas" .

He pedido a Marcus que me enseñe alguna de las bases, y abre El Camino Perdido, uno de los 12 libros de notas e historias sin terminar publicadas por el hijo de Tolkien tras su muerte. Éstas son algunas de las cosas que dice Marcus, y que yo no termino por absorber: "En sindarin, nunca oirás una palabra que termine en vocal", "El quendiano nunca termina en l's" o "¿Ves esta n con un punto sobre ella? En español esperarías que fuera una ñe, pero no, es una unh. Por eso esta palabra sería unhwarmo". Recordémoslo: Han hecho una película sobre esto.

La vida de un lingüista, especialmente tan cerca de Hollywood, puede ser, a veces pero no siempre, encantadora. La antigua profesora de la UCLA Victoria Fromkin creó el lenguaje hablado por Chaka, el peludo simio de Land of the Lost, y Mark Pearson, ahora un lector de la universidad, desarrolló una lengua alienígena para Dark Skies, el remedo de X-Files de la NBC. Pero lecciones así ocurren poco.

"No hay prácticamente suficiente demanda como para mantener ni un lingüista trabajando a jornada completa como consultor de Hollywood", dice Pearson.

La mayor parte de las películas dejan que sus extraterrestres hablen incoherentemente; la mayor parte de los elfos hablan inglés. Pero donde Hollywood desecha la invención, Smith y Pearson y unos pocos de sus descendientes tienen su solaz privado, excavando en lo que ellos llaman "lenguajes construidos". Hay cientos de estas lenguas fantásticas y "hechas sólo por que sí" por ahí fuera, completas con sintaxis y gramática, y gente seria tras ellas. Smith ha creado unas pocas, y Pearson ha trabajado en la misma casi toda su vida.

"Hay un cierto secretismo que rodea este particular hobby", admite Pearson. "Recibía muchos ataques en el instituto cuando la gente se enteraba de que gastaba todo mi tiempo libre haciendo paradigmas verbales para un lenguaje que ni siquiera existe".

Como el élfico, es un hobby, aunque es uno que tiene sentido, que completa el hueco entre las criaturas silvestres del profesor de Oxford y la gente de nuestra propia Tierra que está perdiendo velozmente su cultura. Profesionalmente, Pearson trabaja con el malgache, la lengua notica de Madagascar, y Marcus Smith modula las duras consonantes y las largas y tristes vocales vocales del Chickasaw desvaneciente.

"No puedes imaginar un idioma más diferente al inglés", me dice. "¿Querrías oír algo?"
Vale.
"Chokema", dice. "Schlavanka!"
No es casualidad que las grandes batallas de El Señor de los Anillos describan el final de una era de magia, el último anhelo de elfos, magos, señores oscuros y anillos que te hacen invisible. El libro habla de la aurora del reinado del Hombre, y los elfos, al final, toman su lenguaje y siguen a sus ancestros a las Tierras Imperecederas.

Hoy, así, la lengua inventada más popular de la Tierra, el lenguaje de los klingons, está basada en un dialecto indioamericano, el mutsun, cuyo último hablante murió en 1930. Y es apropiado que un hombre que estudia el élfico, que está preparado para florecer, me diga que sólo una lengua nativa americana, el navajo, sobrevivirá los próximos 100 años.

"Estamos trabajando para documentarlas", dice Marcus, el hablante de quenya, el hablante de Chickasaw, "antes de que desaparezcan para siempre."

1 comentario:

Berserkwolf dijo...

seguire de cerca esto, que es bastante interesante(hablo del blog en general) no me he terminado de leer las curiosidades(no termine esta) pero ya tengo algo en que pasar mis ratos que cada vez mas disminuido oscio, por cierto jeje me agradaria leer algo de lobos, asi como las curiosidades de cuervos, solo una(sugerencia, comentario, peticion, suplica? no se creo la ultima aplica mas) si ya tienes algo con el tema de los lobos lo encontrare eventualmente, buen blog