lunes, 1 de enero de 2007

El arte de escribir. Las reglas básicas (I)

• Copiar en fichas todos los finales que si nos ocurran para un relato así como sus inicios, probar todas las combinaciones posibles y elegir la más eficaz.

• Contemplar la vida, los hechos, los sentimientos, las cosas, las palabras... con actitud de sombro, de extrañeza, y escribir a partir de las nuevas percepciones que así tengamos de todo ello.

• Inventar nuevas formas de enfocar nuestros actos cotidianos y escribir sobre ellos.

• Mirar los objetos de nuestra casa como si pertenecieran a otro mundo y escribir sobre la nueva forma de percibirlos.

• Inventar un mundo en el que las personas hablen con las cosas y las cosas hablen entre sí.

• De entre todas las ideas que se agolpan en nuestra mente, apuntar una; la más simple, la más atractiva o la primera que podamos atrapar, sin preocuparnos por perder las restantes en el camino.

• Es bueno relajarse unos minutos antes de comenzar a escribir, concentrarse en la respiración, para dejar fluir los pensamientos; coger al vuelo palabras que pasen por la mente y llevarlas a la página.

• Se puede trabajar con listas existentes, tales como las del listín telefónico, la carta de un restaurante o la cartelera de los cines.

• Plantearse la mayor cantidad posible de formas de soledad existentes para desarrollar en un texto la que más nos conmueva.

• Observar lugares bucólicos y describirlos. Extraer noticias truculentas de periódicos sensacionalistas y ambientar los sucesos en dichos lugares.

• Estar alerta cuando nos sentimos angustiados para rescatar aquellas imágenes que dan forma a la angustia.

• Escribir sin estar pendientes del calendario, del reloj ni de lo que consigamos; simplemente, hacerlo.

• Escribir sobre un tema, elegido a conciencia, que nos produzca la más intensa e íntima liberación.

• Imaginar varias situaciones que ocurren en distintos lugares a la misma hora como método para contar algo desde distintos puntos de vista.

• Repetir un mismo itinerario mental en distintas ocasiones para comparar resultados y recoger la mayor cantidad posible de material vivencial.

• Imaginar un viaje de afuera hacia adentro y otro de adentro hacia fuera de uno mismo y escribir “durante” el viaje.

• Planificar un viaje interior por el territorio que sea más propicio para las representaciones imaginarias.

• Practicar el aislamiento durante un período programado de tiempo que puede ir desde un día completo hasta una semana, un mes... y anotar lo que experimentamos en ese lapso.

• Escribir un texto a partir de la comparación de dos realidades: recuerdos, sueños, experiencias vividas, sonidos, perfumes...

• Escribir un texto a partir de semejanzas y diferencias que resulten de compararse uno mismo con otra persona.

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