• Copiar en fichas todos los finales que si nos ocurran para un relato así como sus inicios, probar todas las combinaciones posibles y elegir la más eficaz.
• Contemplar la vida, los hechos, los sentimientos, las cosas, las palabras... con actitud de sombro, de extrañeza, y escribir a partir de las nuevas percepciones que así tengamos de todo ello.
• Inventar nuevas formas de enfocar nuestros actos cotidianos y escribir sobre ellos.
• Mirar los objetos de nuestra casa como si pertenecieran a otro mundo y escribir sobre la nueva forma de percibirlos.
• Inventar un mundo en el que las personas hablen con las cosas y las cosas hablen entre sí.
• De entre todas las ideas que se agolpan en nuestra mente, apuntar una; la más simple, la más atractiva o la primera que podamos atrapar, sin preocuparnos por perder las restantes en el camino.
• Es bueno relajarse unos minutos antes de comenzar a escribir, concentrarse en la respiración, para dejar fluir los pensamientos; coger al vuelo palabras que pasen por la mente y llevarlas a la página.
• Se puede trabajar con listas existentes, tales como las del listín telefónico, la carta de un restaurante o la cartelera de los cines.
• Plantearse la mayor cantidad posible de formas de soledad existentes para desarrollar en un texto la que más nos conmueva.
• Observar lugares bucólicos y describirlos. Extraer noticias truculentas de periódicos sensacionalistas y ambientar los sucesos en dichos lugares.
• Estar alerta cuando nos sentimos angustiados para rescatar aquellas imágenes que dan forma a la angustia.
• Escribir sin estar pendientes del calendario, del reloj ni de lo que consigamos; simplemente, hacerlo.
• Escribir sobre un tema, elegido a conciencia, que nos produzca la más intensa e íntima liberación.
• Imaginar varias situaciones que ocurren en distintos lugares a la misma hora como método para contar algo desde distintos puntos de vista.
• Repetir un mismo itinerario mental en distintas ocasiones para comparar resultados y recoger la mayor cantidad posible de material vivencial.
• Imaginar un viaje de afuera hacia adentro y otro de adentro hacia fuera de uno mismo y escribir “durante” el viaje.
• Planificar un viaje interior por el territorio que sea más propicio para las representaciones imaginarias.
• Practicar el aislamiento durante un período programado de tiempo que puede ir desde un día completo hasta una semana, un mes... y anotar lo que experimentamos en ese lapso.
• Escribir un texto a partir de la comparación de dos realidades: recuerdos, sueños, experiencias vividas, sonidos, perfumes...
• Escribir un texto a partir de semejanzas y diferencias que resulten de compararse uno mismo con otra persona.
lunes, 1 de enero de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario