martes, 17 de abril de 2007

Razas y criaturas de los Reinos Brillantes (VII). Demonios (II)

La verdadera hueste infernal esta compuesta por incontables demonios, son los seres convocados al mundo por los satanistas, y los más propensos a interesarse por los asuntos de la humanidad. Muchos de ellos se muestran serviles cono sus amos del Infierno, pero hay algunos que parecen un tanto independientes. La naturaleza de los demonios es muy variada y un único demonio suele tener muchos nombres diferentes: los grandes demonios son los sirvientes de los dioses del más poderosos y temidos, las hordas demoníacas representan a todo tipo de demonios menores y los enjambres demoníacos incluyen a los demonios pequeños y voraces.

• Babau.
Este humanoide huesudo, cubierto por una piel parecida al cuero de color negro, apesta a podredumbre. Por detrás de sus orejas puntiagudas, un cuerno largo y curvado emerge de la parte trasera de su cráneo, y una boca llena de dientes afilados ocupa la mitad de la cabeza de la nauseabunda criatura.
Los babau sirven a los señores de los infiernos como asesinos que golpean con una ferocidad inesperada. Son taimados, tramando planes cuidadosos antes de llevarlos a cabo, estando siempre seguros de que no se van a tener que enzarzar en un combate igualado.
Una pasta gelatinosa rojiza, un limo corrosivo, cubre su piel.
Son astutos y furtivos. Siempre atacan al enemigo más poderoso, esperando eliminar las verdaderas amenazas rápidamente y luego jugar con el resto.

• Balor o Balrog.
Los Balor o Balrog se cuentan entre los mayores y más terribles criaturas del Inframundo. Están al mando de los ejércitos demoníacos y son genios maestros de las artimañas y los engaños para conseguir poder y destruir la inocencia. Son temidos incluso entre los de su misma raza y motivan a sus semejantes para que siembren el terror y la miseria.
Una oscura aura de poder rodea a este humanoide con alas de murciélago de estatura imponente. Llamas pavorosas danzan sobre su piel, de un color rojo oscuro, y con una de sus enormes manos provistas de garras la criatura esgrime una espada (suficientemente afilada como para cortar la mismísima alma) mientras con la otra maneja un poderoso látigo flamígero envuelto en lenguas de fuego.

• Bébilith.
Una araña deforme enorme, de largas patas delanteras terminadas en ganchos perversos y gotas de una sustancia viscosa y nauseabunda que caen de su boca colmilluda. Del tamaño de un caballo, pesan más de dos toneladas.
Los bébilith son demonios arácnidos, enormes y depredadores, que cazan a otros demonios. Aunque su presa favorita son los tanar'ri, no son nada escrupulosos: acecharán y atacarán a todo tipo de criaturas.

• Cobrador.
Esta criatura se asemeja a una araña enorme, midiendo dos veces la altura de un humano. Sus patas delanteras terminan en cuchillas enormes. Cuatro ojos bulbosos, cada uno de ellos con un brillo malévolo, surgen de su caparazón.
Un cobrador está especializado en recuperar objetos perdidos o deseados, esclavos y enemigos fugitivos, y traerlos de vuelta a presencia de su amo. Los cobradores fueron creados en los Abismos Infernales por medio de una horrible hechicería para ser los asesinos, combatientes y servidores de los poderosos nobles demonio. La mayoría de los eruditos creen que los cobradores fueron construidos para que se parecieran a los bébeliths.
A menudo, los demonios más poderosos utilizan a estos demonios descerebrados para que lleven a cabo tareas desagradables, o aquellas que no confiarían a los de su propia especie intrigante.

• Gibado.
Esta criatura de apariencia humanoide tiene el cuerpo achaparrado e hinchado, prácticamente carente de vello, carne de aspecto pálido y malsano y una boca descuidada llena de pequeños dientes.
Los gibados son criaturas patéticas, aunque malvadas, que pasan la mayor parte del tiempo apiñadas en hordas de enormes dimensiones o constituyendo el grueso de los ejércitos de los tanar'ri.
Son lentos y estúpidos, y no están muy capacitados como combatientes. En grupo dependen de la superioridad numérica para derrotar a sus enemigos, y convocan inmediatamente a otros gibados para mejorar sus probabilidades en la batalla. Huyen al primer signo de derrota, siempre que no estén presentes otros demonios más poderosos que les intimiden para que se queden a luchar. El miedo que los gibados sienten hacia sus parientes poderosos es mucho mayor que su miedo a la muerte.

• Glabrezu.
Esta criatura es tan alta como un gigante, con un cuerpo ancho y musculoso. Sus cuatro brazos están terminados en armas naturales: dos en manos provistas de garras y dos en pinzas poderosas. Su cabeza de aspecto canino está coronada con cuernos y su hocico gotea, cuajado de dientes afilados. Sus ojos tienen una mirada fría, oscura y penetrante de ojos color violeta característica, que da indicios de su astucia e inteligencia.
Los Glabrezu se encargan de tentar a los humanos y humanoides para corromperlos, pero prefieren usar el cebo del poder en lugar del de la pasión como los súcubos.
Prefieren el subterfugio al combate, pero son oponentes formidables en la batalla y atacan de forma cruel y vengativa cuando no logran engañar al oponente.
Una vez al mes un Glabrezu puede conceder un deseo a un humanoide mortal. El demonio puede utilizar esta aptitud para ofrecer cualquier cosa que éste desee, pero a menos que el deseo se utilice para crear dolor y sufrimiento en el mundo, el Glabrezu exigirá como compensación o bien terribles actos malignos o bien un gran sacrificio.

• Hezrou.
Esta criatura tiene aspecto de un enorme sapo vagamente humanoide con brazos en lugar de sus ancas delanteras. Su ancha boca tiene hileras de dientes romos, pero fuertes, y unas largas púas le recorren toda la espalda.
Los Herzou son los agentes demoníacos encargados de la supervisión de las formaciones de los ejércitos y de dirigir a las unidades durante la batalla. No poseen los instintos de confabular de los demonios más poderosos, pero en combate son astutos.
Los Hezrou disfrutan del combate tanto como los Vroc. Fuerzan con entusiasmo el combate cuerpo a cuerpo en medio de las fuerzas enemigas. Cuando lucha, su piel exuda un líquido tóxico y maloliente.

• Mag'ah.
Los siete Balor más poderosos del Inframundo de los Reinos Brillantes son conocidos como los Mag'ah. Acompañados siempre de un fuerte olor a ceniza y azufre, nauseabundo, lucen una sonrisa despreciativa en su boca llena de afilados dientes. Su faz inhumana está envuelta en crines espinosas ardientes, como un león de grandes dimensiones cuya lacia melena hubiera empezado a arder en una pira. Deformes y monstruosos tanto en apariencia como en espíritu, los Mag'ah son poderosos hechiceros, conocedores de los conjuros más terribles.

• Marilith.
Los Marilith tienen el aspecto de una atractiva mujer humana con seis brazos, desde la cabeza hasta la cintura. De ahí hacia abajo la criatura tiene el cuerpo de una serpiente gigantesca, con anillos verdes y escamosos.
Los Marilith son generales y estrategas, y a menudo rivalizan con los Balor en cuanto a brillantez y astucia. Algunos Marilith sirven como lugartenientes de confianza de los demonios más poderosos.
Por regla general los Marilith esgrimen una espada en cada una de sus seis manos, cubiertas de brazaletes y joyas. Aunque gustan de la estrategia y la táctica, también adoran el cuerpo a cuerpo y nunca dejan pasar una oportunidad de luchar. Sin embargo rara vez se precipitan al combate, prefiriendo quedarse atrás y evaluar la situación en primer lugar.

• Nálfeshni.
Esta criatura parece una mezcla grotesca entre un simio y un jabalí corpulento. Permanece erecta sobre sus patas traseras, midiendo más de tres veces la altura de un hombre y posee un par de alas emplumadas que parecen ridículamente pequeñas comparadas con el resto de su cuerpo, aunque pese a ser pequeñas le permiten volar.
Estos demonios enormes aguardan la llegada de las almas condenadas al Abismo, donde luego se encargan de juzgarlas. Por descontado, los Nálfeshni disfrutan con la posibilidad de empezar a impartir el castigo a los condenados.
Mientras están cumpliendo con sus deberes en el Inframundo, los nálfeshni desdeñan el combate, considerando que está por debajo de su condición pero si se les presenta la oportunidad suelen dejarse llevar por el ansia de sangre.

• Quásit.
Una criatura menuda de forma humanoide con cuernos puntiagudos y alas de murciélago. Sus pies y manos son largos y delgados, y están provistos de largas falanges terminadas en garras. Su piel verdosa está cubierta de pústulas.
Los Quásit son demonios insidiosos del Abismo. A menudo sirven de espías y consejeros a lanzadores de conjuros malvados.
Aunque los quásit están tan sedientos de poder y ansían la victoria como los demás demonios, en el fondo son unos cobardes. Habitualmente atacan tendiendo emboscadas, utilizando la invisibilidad para acercarse hasta el objetivo y escabullirse a continuación.

• Súcubo.
La criatura es llamativa, escultural y de una belleza extraordinaria, con una piel sin mácula y cabello negro azabache. Su forma, tan tentadora, también tiene un lado que la señala como demonio: grandes alas de murciélago se despliegan en su espalda y sus ojos brillan con un deseo siniestro.
Los súcubos son los más atractivos de todos los tanar'ri (y, quizá, de todos los demonios) y solamente viven para tentar a los mortales.
Los súcubos, como los dopplegangers, tienen una habilidad de poliformarse para adoptar aspecto humanoide, y pueden mantener el engaño de forma indefinida. Fingen amistad, o adoptan el papel de damisela en peligro, para consumir a su víctima con un beso a la piel llamado "abrazo del súcubo".
Dice la leyenda que cuando una bruja renuncia a toda emoción humana y hace un pacto con la oscuridad para protegerse a sí misma de los desengaños amorosos se convierte en un Súcubo.

• Vroc.
Esta criatura parece el cruce entre un humanoide y un buitre enorme. Posee piernas fuertes y nervudas, cubiertas de pequeñas plumas grises, un cuello largo rematado por una cabeza de buitre e inmensas alas emplumadas.
Los Vroc son los guardianes de otros demonios más poderosos, y forman las tropas de asalto voladoras en las guerras abisales. Guerreros feroces, tienen un profundo amor por la batalla y les gusta lanzarse en picado contra el enemigo y ocasionar el mayor daño posible.

4 comentarios:

Irving el navegante dijo...

Llevo unos días observando tu blog desde el palantir y me parece interesante, pero tengo una duda, tienes varios comentarios sobre lo que parece ser un manual de juego o un mundo para jugar

¿qué juego es?
¿es una traducción?
¿es tu propio juego?

Un saludo

Noren dijo...

Gracias por el comentario, Irving.
En realidad la base del blog es un lugar hipotético e imaginario, al que he llamado Reinos Brillantes, pero que no forma parte de ningún juego ni de ningun mundo de fantasía existente. No es ni un juego propio, ni una traducción de un juego existente. Es, simplemente, una "tabula rasa" sobre la que empezar... aunque, como verás, la mayoría de los datos que suelo ofrecer son genéricos y útiles para cualquier mundo de fantasía o cualquier escenario de campaña, desde la Tierra Media a Eberron, desde Naria hasta Oz.
Mi intención es que este lugar llamado Los Reinos Brillantes termine siendo algún día, si tengo tiempo, parte de algun relato, de un escenario de campaña para un juego de rol,... algo más consistente que una serie de ideas lanzadas en un blog.

Irving el navegante dijo...

Interesante, seguiré leyéndolo a ver dónde termina.

Un saludo

Anónimo dijo...

Acabo de leerlo y la verdad a mi el que me ha llamado la atencion es el balor o balrog, en el que dice que buscan destruir inocencia, pero por mas que he buscado no he encontrado informacion de que utilizan para destruirla ¿podrias explicarlo?