domingo, 6 de enero de 2008

Los Paisajes Fantásticos (I)

En este artículo mi voluntad es la de estudiar conjuntamente el paisaje y la literatura, los paisajes fantásticos y la literatura que los imaginó. La intención es localizar los puntos de encuentro entre algunos paisajes de la cultura popular que jamás han existido, únicamente en las mentes de escritores de literatura fantástica del s.XIX y XX, con las realidades en las que se fijaron para crearlos, en las tradiciones paisajísticas que les influenciaron y las fuentes de las que bebieron para llegar a inventar paisajes, incluso mundos enteros, con sus propias leyes, su vegetación, su clima, sus recorridos, sus capas, sus reglas, sus ecosistemas y sus equilibrios.

Una artículo sobre paisaje suele versar, la mayor parte de las veces, sobre lugares: rincones singulares, espacios naturales de interés, a veces naturalezas frágiles que deben ser protegidas, a veces naturalezas desconocidas que merecen ser desveladas, casi siempre son territorios que merecen la atención del redactor de una artículo por sus características particulares ... En conclusión, son topos, reconocibles y analizables por sus características físicas particulares y por su relación con el ser humano y con el medio. Un mapa le da un nombre, un plano de carreteras te explica como llegar hasta allí, una ortofotografía le otorga detalles concretos, sus habitantes recuerdan datos concretos sobre la historia del lugar,... Son lugares con memoria, un vecino conoce los acontecimientos que ha vivido el lugar, un botánico puede extraer un conocimiento de la evolución del lugar, un geólogo la suya, un agricultor otra,... Existen, son una realidad física y tangible.

Los lugares imaginarios, por el contrario, parten de una premisa diametralmente opuesta: no existen. Los lugares imaginarios no salen indicados en ningún mapa, su latitud y su longitud no se pueden encontrar en ningún atlas, ninguna guía los incluye entre sus localizaciones de interés para un visitante ocasional y ningún turista sabría como llegar hasta allí. De hecho no existen en el plano físico de la existencia, pero si quisiéramos llevar esta discusión a un plano menos tangible podríamos afirmar sin equivocarnos que pueden llegar a existir en el blanco sobre negro, en las letras y el papel: la literatura puede absorberlo todo y hasta lo más irreal puede tomar visos de realidad. La literatura fantástica lleva siglos dando forma a lo desconocido, describiendo con detalle lugares que el hombre no ha pisado, narrando la vida de algunos lugares de los que apenas se tiene una información escasa y sesgada, incompleta y errónea. El problema tal vez surge cuando se intentan plasmar los paisajes imaginados en imágenes, pero la pintura y el dibujo y, en los últimos años, el cine se han manifestado como artes bastante diestras en mostrar mediante formas y colores todas esos frutos que surgieron del fértil árbol de la imaginación.

1. Conceptos Genéricos.

• Conceptos.
Ya desde sus albores, la literatura ha sido pródiga en lugares fantásticos, creados por los autores a la medida exacta de su ficción.
La creación del paisaje fantástico es un proceso mental en el que la imaginación tiene un papel principal, pero que bebe de las fuentes de la memoria del autor, de sus referencias más próximas, del paisaje que conoce, de la cultura en la que se ha empapado, del folklore local, todos los datos sobre paisajes que tiene almacenados en la cabeza y que, filtrados por la imaginación, toman una forma definitiva que difiere de lo que es real para ser, de hecho, ficticio.
Este proceso mental se rige por una serie de conceptos genéricos que, por genéricos, no podemos ignorar: la imaginación, el sueño, la fantasía,... palabras que nos remiten, todas ellas, a una parte del cerebro humano que crea sin intervenir en el mundo físico, una habilidad más propia de la infancia que de la edad adulta pero que, a lo largo de la historia, también ha servido para poner rostros y formas a aquellas personas, acontecimientos o lugares que nos eran desconocidos.
Por ese motivo en este artículo es importante poner primero sobre la mesa estos conceptos genéricos que interactúan con la noción principal de paisaje, entendido como lugar físico y real que participa de los sentidos. Y es que el paisaje fantástico del que hablaremos no existe y, por lo tanto, no participa de esa interacción con los sentidos. Moldear el territorio con la imaginación.

¿Conceptos genéricos? Son cinco conceptos a los que nos referiremos bastante durante este análisis de los paisajes fantásticos: paisaje, imaginación, sueño, fantasía y ficción.
Paisaje, como idea principal alrededor del cual gira el análisis.
Imaginación, como fuente de las ideas originales que salen de la cabeza de los creadores de los mundos imaginarios.
Sueño, como estadio del inconsciente en el que la imaginación reina a sus anchas.
Fantasía, como el resultado de plasmar las ideas que surgen de la imaginación (y del sueño de la razón) en la realidad.
Ficción, como concepto opuesto al de realidad tangible, verdad absoluta y análisis certero.

Así, según la RAE Real Academia Española de la Lengua. Diccionario de la lengua española, Vigésima segunda edición.

- Paisaje.
1. m. Extensión de terreno que se ve desde un sitio.
2. m. Extensión de terreno considerada en su aspecto artístico.
3. m. Pintura o dibujo que representa cierta extensión de terreno.

En ningún momento se hace referencia, en su definición académica, que el paisaje deba tener la existencia real como parte de sus condiciones sine quanum. Aún más, puesto que su definición más ajustada a la disciplina que analiza este artículo (extensión de terreno que se ve desde un sitio) permite plantear si no es “visión” la mirada de la imaginación.

- Imaginación.
(Del lat. imaginatio, -onis).
1. f. Facultad del alma que representa las imágenes de las cosas reales o ideales.
2. f. Aprensión falsa o juicio de algo que no hay en realidad o no tiene fundamento.
3. f. Imagen formada por la fantasía.
4. f. Facilidad para formar nuevas ideas, nuevos proyectos, etc.

- Sueño.
(Del lat. somnus).
1. m. Acto de dormir.
2. m. Acto de representarse en la fantasía de alguien, mientras duerme, sucesos o imágenes.
3. m. Estos mismos sucesos o imágenes que se representan.
4. m. Gana de dormir. Tengo sueño. Me estoy cayendo de sueño.
5. m. Cierto baile licencioso del siglo XVIII.
6. m. Cosa que carece de realidad o fundamento, y, en especial, proyecto, deseo, esperanza sin probabilidad de realizarse.

Frente al sueño, el hecho onírico de representación mental de imágenes de forma INCONSCIENTE tenemos la imaginación, ejercicio mental CONSCIENTE de abstracción de la realidad actual. Dos caminos complementarios, aunque distintos, de creación de lugares fantásticos aunque... ¿quién se acuerda al amanecer de los extraños lugares por los que se ha viajado durante los sueños?

- Fantasía.
(Del lat. phantasĭa, y este del gr. φαντασία).
1. f. Facultad que tiene el ánimo de reproducir por medio de imágenes las cosas pasadas o lejanas, de representar las ideales en forma sensible o de idealizar las reales.
2. f. Imagen formada por la fantasía. U. m. en pl.
3. f. fantasmagoría (ilusión de los sentidos).
4. f. Grado superior de la imaginación; la imaginación en cuanto inventa o produce.
5. f. Ficción, cuento, novela o pensamiento elevado e ingenioso. Las fantasías de los poetas, de los músicos y de los pintores.
6. f. coloq. Presunción, arrogancia o gravedad afectada.
7. f. Mús. Composición instrumental de forma libre o formada sobre motivos de una ópera.
8. f. pl. Granos de perlas que están pegados unos con otros con algún género de división por medio.

- Ficción.
(Del lat. fictĭo, -ōnis).
1. f. Acción y efecto de fingir.
2. f. Invención, cosa fingida.
3. f. Clase de obras literarias o cinematográficas, generalmente narrativas, que tratan de sucesos y personajes imaginarios. Obra, libro de ficción.
Además de estos conceptos genéricos, a lo largo del análisis nos sumergiremos en una terminología algo dispar para definir los lugares imaginarios de la literatura fantástica, hablando tanto de mundos imaginarios como de geografías míticas, folklore y paracosmos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

esta bien pero metazoriacamente hablando: nos llevas a la puerta (la fantasia) nos muestras el marco, el pomo, y la madera. Pero no llegas a abrir la puerta

PD: yo intento crear una historia pero me atranco mas q nada.

PD2: es curioso por lo general se me dan con el culo las metaforas

PD3: esto lo lee alguien?

Noren dijo...

Este artículo es solamente el primero de una larga serie. Están todos escritos, pero los iré publicando en "fascículos", uno cada mes o, quizás, dos cada mes. En realidad es una tesis escrita por mi para un máster de paisajismo que he creído que podría ser interesante publicar en el blog.

Por cierto, y en respuesta a la postdata 2... La metáfora es adecuada.

Y en respuesta a la postdata 3... Sí, esto lo leo yo (me leo siempre todos los comentarios), aunque desconozco si soy el único que lo hace. :-)